El poderoso Seehofer cede y da el Gobierno bávaro a su gran rival

juan carlos barrena BERLÍN / CORRESPONSAL

ACTUALIDAD

Peter Kneffel | DPA

El movimiento en la CSU coincide con la luz verde del SPD a negociar con la canciller Merkel

05 dic 2017 . Actualizado a las 07:37 h.

Mejor compartir la corona que verse destronado. A esa conclusión ha debido de llegar el presidente de la Unión Socialcristiana (CSU) y primer ministro del Estado Libre de Baviera, Horst Seehofer, a la hora de ceder una gran parte de su poder a Markus Söder, ministro de Finanzas del Gobierno regional y su archienemigo declarado en la formación, tradicionalmente hermanada con los cristianodemócratas del resto del país. El veterano Seehofer, de 68 años, continuará siendo el líder de la CSU, pero dejará a principios de 2018 la jefatura del Gobierno de Múnich en manos del ambicioso Söder, de 50 años de edad y que llevaba meses socavando su autoridad.

El fin del liderazgo único y la nueva bicefalia de los socialcristianos fueron sancionados unánimemente por su grupo parlamentario regional y la ejecutiva de la formación y acaba con las luchas intestinas por la sucesión de Seehofer, muy criticado en el partido por los pobres resultados alcanzados en las elecciones legislativas del pasado septiembre, cuando la CSU perdió su mayoría absoluta en Baviera y cayó hasta un mínimo histórico del 38,8% de votos.

Desde entonces los conservadores bávaros se encuentran angustiados ante el temor a perder también su tradicional mayoría en el Parlamento regional en las elecciones de septiembre de 2018 y ver de nuevo medrar a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que hace tres meses les robó un 12,4% del electorado en su propio estado. El revulsivo será Söder, convertido ya en cabeza de lista de la CSU para 2018 con la esperanza de que consiga para el partido sus buenos resultados de otros tiempos. Y para que cuente con la ventaja que otorga ejercer el gobierno, Seehofer le cederá el sillón de primer ministro la próxima primavera, en fecha aún por determinar, aunque seguramente cuando se encuentre ya asegurado el nuevo gobierno federal a las órdenes de Merkel, que acaba de iniciar contactos con los socialdemócratas (SPD) para intentar reeditar la gran coalición. Hasta entonces la misión de Seehofer será defender los intereses de los socialcristianos en las esperadas negociaciones de los partidos de la Unión (CDU/CSU) con el SPD. Los observadores en Berlín especulan además con la posibilidad de que, a falta de un trono en Múnich, Seehofer asuma un sillón en el reparto del nuevo Gobierno federal.

Pese a que la enemistad entre Seehofer y Söder es pública y manifiesta, ambos se mostraron conciliadores y amistosos ante los medios y sus conciudadanos. «He prometido a Markus Söder y él a mí una buena colaboración», afirmó el presidente de la CSU, mientras su rival y delfín subrayó que «lo importante es que los más fuertes trabajemos ahora juntos». Puede considerarse ganador del pulso al más joven de los dos, empeñado desde las pasadas elecciones en forzar cuanto antes la sucesión de Seehofer. Para ello no ha dudado en buscar apoyos públicos como el de las juventudes del partido, que exigían un cambio generacional.Tampoco le ha importado entorpecer con sus demandas de cambio los fallidos contactos entre conservadores, liberales y verdes para formar una alianza de gobierno en Berlín. Los últimos sondeos conceden a la CSU no más de un 37% de votos en los comicios regionales de Baviera, un resultado aún peor que el alcanzado en septiembre pasado en las elecciones generales alemanas.