El caos se adueña de Washington por la falta de liderazgo de Trump y su partido

adriana rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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JUSTIN LANE | EFE

La ausencia de consenso con los demócratas pone al Gobierno al borde del cierre

20 ene 2018 . Actualizado a las 08:38 h.

Por primera vez en la historia de Estados Unidos, el país se enfrentó ayer a la sombra del cierre de Gobierno con un Partido Republicano asentado en la Casa Blanca y teniendo la mayoría en las dos cámaras del Congreso. La ausencia de liderazgo del presidente Trump, así como la falta de consenso en sus propias filas, llevaron al borde del precipicio las negociaciones para evitar el conocido como shutdown.

«Hemos hecho algún progreso, pero todavía tenemos un buen número de desacuerdos», dijo el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, tras reunirse en la Casa Blanca con Trump durante 90 minutos. Hizo estas declaraciones a escasas diez horas del cierre de gobierno. El pacto no era fácil. La oposición prometió el jueves que torpedearía las negociaciones después de que los republicanos lograsen aprobar en la Cámara Baja una prórroga de un mes para el presupuesto federal, incluyendo otros seis años de cobertura para el seguro médico infantil (CHIP, por sus siglas en inglés). Eso sí, ni rastro de la principal demanda de la bancada demócrata: el programa DACA (Acción Diferida para Llegados en la Infancia), que protege a los dreamers,

Su ausencia fue toda una declaración de intenciones por parte de la mayoría republicana, al cual los demócratas respondieron cerrándose en banda y anunciando un voto negativo al parche temporal. «No podemos seguir posponiendo los problemas para más adelante», explicó Schumer. «Quieren inmigración ilegal y fronteras débiles», protestó el presidente estadounidense.

La espera en los pasillos del Capitolio y los rostros de cansancio tras horas de debate en el Senado y la Cámara de Representantes, devolvieron a la memoria de muchos el último shutdown registrado en EE.UU. Sucedió en el 2013 bajo el gobierno de Barack Obama, y duró 16 largos días. En aquel entonces, fue el Tea Party el que utilizó una estrategia similar a la que en la actualidad sigue Schumer. Es decir, intentaron aprobar una medida que obligase a Obama a retrasar la implementación de la ley sanitaria. La falta de acuerdo tuvo consecuencias tanto económicas como políticas. De hecho, la Casa Blanca calculó entre 2.000 y 6.000 millones de dólares la pérdida de producción causada por el cierre de Gobierno. Tanto es así que más de un millón de funcionarios fueron a trabajar sin saber cuándo recibirían su sueldo. Otros 800.000 fueron suspendidos de empleo y sueldo.

Funcionarios inseguros

«Supongo que tenemos que hacer esto cada doce o quince años para que los nuevos aprendan la lección», ironizó con enfado el senador republicano Mike Simpson. El desconcierto no solo se adueñó de las filas conservadoras. En la avenida Pensilvania, el caos alcanzado en las últimas semanas ha sido tal que ha minado de manera considerable el ánimo de los funcionarios del ala oeste. «Están exhaustos e inseguros y se plantean abandonar sus puestos», reveló el portal de noticias Politico.

EE.UU. antepone la amenaza de otras potencias al terrorismo

El Gobierno de Estados Unidos envió ayer al Congreso su nueva Estrategia de Defensa Nacional (NDS), la primera en los últimos diez años, que pone el foco en «la competición entre grandes poderes» y deja en segundo plano la llamada Guerra contra el Terror. O lo que es lo mismo, antepone la amenaza de otras potencias al terrorismo. «Mantendremos nuestra campaña contra los terroristas, pero la competición entre grandes poderes será ahora el principal objetivo de la seguridad nacional estadounidense», anunció el secretario de Defensa, James Mattis. Con estas palabras el mandamás del Pentágono certificó que ahora, el principal enemigo a batir serán aquel que ose retar la hegemonía estadounidense.

«La evidencia sugiere que no supone el fin de la Guerra contra el Terror (...), sino que mantendrá operaciones a pequeña escala en lugares como Siria, Irak, el Yemen, Libia y Afganistán», explicó a Efe el teniente coronel Daniel Davis, actualmente retirado.

El cambio climático y el impacto que tiene en la seguridad nacional e internacional no está incluido en la estrategia la defensa nacional de Estados Unidos. La decisión no pareció sorprender a muchos, después de que Donald Trump asegurara que el calentamiento global es un fraude y decidiera sacar a EE.UU. del histórico acuerdo de París.

Con la revelación de estos datos se extrae que las palabras de Jim Mattis cayeron en saco roto. Hace un año el mandamás del Pentágono comentó que el cambio climático podía generar inestabilidad y amenazar las bases estadounidenses alrededor del mundo. Pero el adjunto de Mattis, Patrick Shanahan, explicó el mes pasado que la exclusión del cambio climático de la estrategia de defensa nacional no necesariamente quiere decir que el Pentágono no lo vea como amenaza: «No significa que no sea una prioridad».

100.000 dólares por celebrar su primer aniversario en la Casa Blanca

100.000 dólares (o la friolera de 81.724 euros) por una cena y una fotografía con el presidente de EE.UU. Ese es el precio que tendrá que pagar una pareja que quiera asistir a la fiesta de celebración del primer aniversario de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Al evento, que tendrá lugar hoy en Mar-a-Lago -el lujoso «resort» que el republicano tiene en Florida- no está confirmado que vaya a acudir Trump, que alertó de que se quedaría en Washington si las negociaciones del cierre de Gobierno no llegaban a buen puerto. Aunque, eso sí, dijo que en ese caso estaría presente por videoconferencia. La recaudación de las ganancias de la fiesta beneficiará la campaña trumpiana, ya que el receptor de los fondos será la Trump Victory Found.