La Justicia deja heridas de muerte las aspiraciones de Lula a la presidencia

Miguel Piñeiro Rodríguez
Miguel Piñeiro BRASILIA / CORRESPONSAL

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Fernando Bizerra Jr | efe

Tres jueces ratifican la condena por corrupción y le aumentan la pena de cárcel

25 ene 2018 . Actualizado a las 07:21 h.

El tiro le salió por la culata a Lula da Silva. El expresidente brasileño vio cómo su recurso contra la condena de nueve años de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero no solo era rechazado por el Tribunal Regional Federal de Porto Alegre, sino que la terna de jueces que debían decidir sobre el caso pidieron incluso el aumento de la pena a 12 años de prisión. El resultado semeja un obstáculo insuperable para las aspiraciones del exmandatario en la carrera presidencial en las elecciones del próximo octubre (para las que es claro favorito en las encuestas) por más que el Partido de los Trabajadores (PT) y el propio Lula hayan anunciado recursos que le podrían permitir acudir a los comicios todavía en situación de incertidumbre jurídica.

La sesión no fue solo una exposición de los motivos que los tres jueces de segunda instancia encontraron para considerar culpable a Lula de ser «uno de los principales articuladores, sino el principal» de un cártel que vació las arcas de la Petrobras otorgando contratos a empresas amigas; y también el beneficiario de un tríplex de lujo en la costa de São Paulo (por más que ninguno de los jueces considerase necesario la prueba de que lo poseía ni de que vivió en él). La exposición de los tres magistrados fue también una reivindicación del papel del juez Sergio Moro y de la investigación de la Lava Jato, cuya imparcialidad fue cuestionada por la defensa de Lula en repetidas ocasiones, calificando todo el proceso de juicio político.

Una acción inequívoca

El relator del caso, João Pedro Gebran Neto, expuso la «culpabilidad extremadamente elevada» de Lula en la trama de corrupción en el seno de la Petrobras. Una acción «inequívoca» y «personal», según su colega Leandro Paulsen, para quien el papel del exdirigente en el «saqueo» de la petrolera estatal fue mucho más grave que el caso del famoso apartamento de Guarujá. Los magistrados dieron valor a las delaciones de otros implicados, como el dueño de la constructora OAS, Leo Pinheiro, a quien redujeron considerablemente la pena propuesta por Moro, a pesar de ser el responsable directo de la construcción y arreglo de la vivienda.

En el arranque de la sesión, la defensa pidió la nulidad de la causa por la inexistencia de la prueba documental de que el expresidente o su familia poseía ese tríplex, y por la falta de prueba pericial que trazase el origen y el destino del dinero que, supuestamente, se llevó por sus gestiones en Petrobras. Los jueces rechazaron estos argumentos. «No se exige comprobar la participación activa de Lula» en esa trama, dijo Gebran Neto, porque es «imposible» que no hubiese crimen en Petrobras, donde Lula ejercía una «influencia» clara y directa en el nombramiento de directores para conseguir sus fines. Por otro lado, Paulsen afirmó que el apartamento en cuestión era gestionado hasta el más mínimo detalle por directivos de OAS, siempre a petición de Lula da Silva y su mujer, ya fallecida.

El tercer magistrado, Víctor Luiz dos Santos Laus, votó en la misma dirección, y apostilló: «En algún momento, Lula perdió el rumbo, y estos hechos deslucen su biografía». La unanimidad del fallo reduce las posibilidades de un recurso y podría adelantar incluso su entrada en prisión, lo que cerraría de la peor manera la era dorada del Partido de los Trabajadores y la mejor etapa de la historia reciente de Brasil.

El exmandatario dice que la sentencia se basa en una mentira

Lula da Silva siguió la jornada desde São Paulo, rodeado por líderes sindicales primero y luego por la cúpula del PT. Tras conocer la sentencia, se dirigió a la céntrica plaza de la ciudad para dirigirse a sus miles de simpatizantes. «Quien está en el banquillo soy yo, pero quien está condenado es el pueblo brasileño por el golpe que está sufriendo. Están haciendo todo para evitar que me presente, y ahora yo quiero ser candidato. Sólo hay una manera de que me aparten de la lucha: que me muera», sentenció Lula, que se equiparó con Nelson Mandela. «Esto es ya más que una elección. Es un acto de defensa de la soberanía nacional. No soportaban más la ascensión de las personas pobres. Acepto la decisión, pero no la mentira en que se basa esa decisión», insistió, e ironizó: «Si me condenan por un apartamento que no tengo, ¡por lo menos que me lo den!».

El mensaje no sorprendió, porque la presidenta de su partido, Gleisi Hoffmann, ya había dicho que todo era una farsa, orquestada por sectores políticos, judiciales y mediáticos para apartar a Lula de la carrera electoral. El PT confirmará al expresidente como candidato a pesar de la condena.

«No aceptamos la sentencia», dijo Hoffmann. Al mismo tiempo, desde Porto Alegre, el abogado de Lula, Cristiano Zanin, volvió a cuestionar la legalidad del proceso contra el expresidente. «Una vez más, fue condenado sin haber cometido ningún acto ilícito. Era necesario probar el nexo perfecto entre el ejercicio de la función pública y haber recibido una ventaja indebida»