El SPD adelanta la sucesión de Schulz para intentar salvar la gran coalición

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

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Ina Fassbender | DPA

Andrea Nahles deberá convencer a las bases de que aprueben el pacto de Gobierno

13 feb 2018 . Actualizado a las 07:38 h.

A toda mecha. Así es como desea el SPD realizar su segundo traspaso de poder en menos de un año, con el objetivo de empezar cuanto antes a intentar frenar la caída en los sondeos y, sobre todo, ofrecer confianza a sus bases para que voten a favor del acuerdo de gran coalición con los conservadores de Angela Merkel. Dividido entre el sí y el no a un pacto que les favorece en el reparto de carteras pero les perjudica en parte del contenido, los socialdemócratas alemanes buscan fórmulas que les saquen de la crisis de identidad en la que están sumidos. Un proceso que deberá emprender la que probablemente será nombrada su nueva líder hoy en lugar de en marzo, como estaba previsto.

A falta de ser ratificada en un congreso extraordinario, Andrea Nahles, jefa del grupo parlamentario y ministra de Trabajo durante la pasada legislatura, sustituirá a Martin Schulz y se convertirá así en la primera mujer al frente del partido más antiguo de Alemania con 154 años de historia. La que fuera secretaria general y líder de las juventudes socialistas hereda una formación desgastada, que se sitúa en torno al 17 % en la intención de voto según las encuestas más recientes. En ese contexto, Nahles, de 47 años, debe convencer a los casi 164.000 afiliados del SPD de que den su visto bueno al pacto para una tercera alianza con la CDU/CSU en la consulta vinculante cuyo resultado se dará a conocer el 4 de marzo. La tarea es titánica, aunque si alguien puede lograrlo es ella, arropada tanto por el ala izquierdista del partido como por la facción más conservadora.

«No se trata ahora ni de debates sobre repartos ni sobre intereses individuales. La falta de disciplina debe acabar», apelaba este lunes Ralf Stegner. El vicepresidente del SPD intentaba así poner orden tras la polémica de la semana pasada, cuando fruto de la presión, Schulz renunció a ocupar cualquier puesto en el Ejecutivo de Merkel. Incluido el ministerio de Exteriores, que se disputaba con su correligionario y actual titular de esa cartera, Sigmar Gabriel, que ganó el pulso. En cuestión de días el líder socialdemócrata saliente, que ha pagado caro su viraje al centro así como el haber incumplido la promesa que hizo en septiembre de no volver a unir fuerzas con la CDU/CSU, era considerado el gran perdedor de las negociaciones del nuevo Gobierno.

Los ánimos también están encendidos en las filas conservadoras, descontentas por la cesión que ha hecho Merkel al SPD de ministerios de peso, como el de Finanzas. Concesiones que, en su primera entrevista tras la firma del acuerdo, la propia líder de la CDU calificó de «dolorosas» pero necesarias. Ante las reiteradas peticiones de sus correligionarios, la canciller se comprometió a presentar una lista de futuros ministros en el congreso del partido que se celebrará el 26 de febrero. En ella figurarán nombres nuevos y más jóvenes, declaró el domingo la mandataria, que pese a los rumores reiteró su intención de permanecer al timón la legislatura completa. Sus declaraciones despertaron el entusiasmo de muchos. «Lo ha entendido», opinó el jefe del gobierno del estado federado de Hesse, Volker Bouffier. Paul Ziemiak, presidente de las juventudes cristianodemócratas, hablaba este lunes de «una buena señal».