Perú: Kuczyns­ki sucumbe, víctima del efecto Odebrech y de las guerras internas del fujimorismo

Julio Á. Fariñas A CORUÑA

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Vizcarra juró como nuevo presidente de Perú, en la culminación de la sucesión constitucional tras la dimisión de Pedro Pablo Kuczynski en medio de una grave crisis política
Vizcarra juró como nuevo presidente de Perú, en la culminación de la sucesión constitucional tras la dimisión de Pedro Pablo Kuczynski en medio de una grave crisis política Ernesto Arias | EFE

El Congreso de Perú aceptó el pasado viernes la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) a la presidencia de la República, anunciada un día antes de que el Congreso celebrase la sesión en la que se iba a votar su destitución por «incapacidad moral».

24 mar 2018 . Actualizado a las 15:33 h.

La renuncia de Kuczynski llegaba apenas 24 horas después de que congresistas del principal partido opositor, Fuerza Popular -liderado por Keiko Fujimori, la hija del expresidente Alberto Fujimori-, difundieran videos que mostraban al diputado Kenji Fujimori -también hijo del expresidente- junto a dirigentes afectos al gobierno, sobornando a un parlamentario de oposición a cambio de que votara en contra de la destitución del Presidente

Kuczynski, que asumió la presidencia de Perú, hace poco más de año y medio, es una nueva víctima de la ola anticorrupción que arrancó en Brasil en el año 2014 y que ya se llevó por delante a la entonces presidenta del país Dilma Roussef, a su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva y está apunto de acabar con el actual presidente Michel Temer.

 El ya expresidente de Perú, cayó en los tentáculos de del conglomerado brasileño Odebrech cuando era ministro del gobierno de Alejandro Toledo, que fue presidente entre los años 2001 y 2006. Las investigaciones del juez Sergio Moro en el marco de la operación Lava-Jato desvelan que la constructora brasileña había pagado 4,8 millones de dólares a empresas ligadas al presidente de Perú por asesorías, entre ellas Westfield Capital, administrada por su socio Gerardo Sepúlveda, a cambio de adjudicaciones millonarias de obra pública en el país andino.

PKK nunca admitió esos cargos. Inicialmente negó haber recibido dinero de Odebrecht, luego negó haber recibido algún pago ilegal pero sí admitió haber trabajado como asesor para esa empresa.

Su principal rival política, Keiko Fujimori, que lidera el partido Fuerza Popular, con mayoría en el Parlamento, ya planteó formalmente en diciembre su destitución, pero no lo consiguió gracias a la abstención de diez de sus parlamentarios, entre ellos su propio hermano Kenji que previamente le había arrancado al entonces presidente el indulto para su padre, el expresidente Alberto Fujimori, quien estaba entre rejas después de haber sido condenado a 25 años de prisión por violaciones a los derechos humanos.

El segundo y definitivo intento de destitución fue presentado por los diputados del Frente Amplio, otro partido opositor y consiguió el apoyo del resto de los partidos de la oposición, incluidos los de la izquierda que habían apoyado la elección presidencial.

Los videos difundidos por el partido de Keiko, en los que se puede escuchar a su propio hermano tratando de comprar votos a favor de la no destitución de Kuczynski, quien asegura que fueron editados.

Las armas que precipitaron la caída de PPK, a analistas como Rinna Risquez en InsightCrime le recuerdan los vladivideos, grabaciones que registraron la corrupción -especialmente los sobornos- que marcaron al gobierno de Alberto Fujimori quien presidió el país entre los años 1990 y 2000.

Los vladivideos deben su nombre a su autor: Vladimiro Montesinos, asesor de Fujimori y hombre fuerte de su mandato, quien cumple una condena de 22 años de cárcel por casos de desaparición forzada, además de haber sido señalado por corrupción y narcotráfico. Los vladivideos acabaron con el gobierno de Fujimori que había sido destituido por el Congreso por los mismos cargos que acabaron con Kuczynski: «incapacidad moral», en este caso mentir.

El escándalo de Odebrecht también salpica a personajes como el presidente de México, Enrique Peña Nieto; el vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas; el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro y su número dos, Diosdado Cabello; varios funcionarios de República Dominicana, e incluso algunos exguerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La salida de Kuczynski de la Casa de Pizarro, la sede presidencial, es un capítulo más de una dinámica de decadencia política iniciada en 1990, cuando Alberto Fujimori venció en las urnas a Mario Vargas Llosa. Dos años después protagonizó un autogolpe e instauró un régimen caracterizado por la corrupción y la violación de los derechos humanos.

En 2001 se restauró la democracia pero no la decencia, ya que los escándalos se han sucedido: Alejandro Toledo huyó a EE UU y está en busca y captura; Alan García fue presidente dos veces y en ambas resultó salpicado por casos de corrupción; Ollanta Humala permanece encarcelado por la misma razón.