Occidente coordina la mayor expulsión de diplomáticos rusos de la historia

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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MLADEN ANTONOV

EE.UU., Canadá y 16 países de la UE, entre ellos España, cierran filas con Londres

27 mar 2018 . Actualizado a las 12:33 h.

«Esta es la expulsión colectiva de agentes de inteligencia rusa más grande de la historia», anunció ayer la primera ministra Theresa May. Lo hizo tras el cierre de filas que hicieron sus socios atlánticos como respuesta a la agresión perpetrada en suelo británico el 4 de marzo. A Londres no le cabe la menor duda de que Moscú está detrás del ataque con el agente nervioso Novichok contra el exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia. A sus aliados occidentales tampoco.

En una acción coordinada, Washington, Ottawa, Kiev y hasta 16 cancillerías europeas anunciaron ayer la expulsión en cadena de más de un centenar de diplomáticos y agentes de inteligencia rusos, que se suman a los 23 deportados por el Reino Unido el pasado 14 de marzo. Una ofensiva política sin parangón desde la Guerra Fría. «Rusia no puede romper las reglas internacionales sin impunidad», zanjó ayer el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, celebrando la «extraordinaria respuesta colectiva de nuestros aliados».

«No se excluyen medidas adicionales, incluso nuevas expulsiones en los próximos días y semanas», advirtió el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, poco después de anunciar la batería de represalias diplomáticas. Aunque la UE no fue capaz de acordar una respuesta común más allá de llamar a consultas al embajador de la Unión Europea en Moscú, Markus Ederer, hasta 16 países del bloque decidieron sumarse a la iniciativa y poner fecha de salida a unos cuarenta empleados del Kremlin: Alemania (4), Francia (4), Polonia (4), República Checa (3), Lituania (3), Dinamarca (2), Italia (2), España (2), Holanda (2), Finlandia (1), Estonia (1), Letonia (1), Suecia (1), Hungría (1), Croacia (1) y Rumanía (1). Austria descartó la medida por su condición de país neutral. Ucrania también anunció la expulsión de 13 diplomáticos rusos, Noruega uno y Albania dos.

«El régimen de Putin está llevando a cabo actos de agresión contra nuestros valores e intereses compartidos dentro y más allá de nuestro continente (...) Juntos hemos enviado un mensaje de que no toleraremos que Rusia continúe violando las leyes internacionales», declaró ayer May. «Es un hecho de extrema gravedad y una seria amenaza para nuestra seguridad colectiva», insistió por su parte el Gobierno español.

La principal respuesta a la agresión rusa llegó, sin embargo, desde Washington. A pesar del coqueteo y la complicidad entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, la Administración republicana respondió con la mayor expulsión de funcionarios rusos de su historia: 60 oficiales de inteligencia y diplomáticos desplegados en Nueva York y Washington. A todos ellos se les acusa de espionaje y se les da 10 días para abandonar el país. Trump también ordenó el cierre antes del 2 de abril del consulado ruso en Seattle (estado de Washington).

En la Casa Blanca, la portavoz, Sarah Huckabee, subrayó la importancia de frenar los pies al Kremlin para evitar que siga «desestabilizando al mundo». Para EE.UU., Moscú sigue siendo una «amenaza para la seguridad». Como también lo es para Canadá, que decretó la expulsión de cuatro diplomáticos rusos.

El Kremlin considera un «gesto provocador» las expulsiones, que tendrá una respuesta recíproca. Su portavoz, Dmitri Peskov, apuntó que la decisión definitiva está en manos Vladimir Putin. Poco antes, la portavoz de Exteriores, María Zajárova, acusó a Londres de pretender minar las relaciones de Bruselas con Moscú, antes de abandonar la UE.