¿Rusia es culpable?

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

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MLADEN ANTONOV

27 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La verdad sea dicha: no está del todo claro que Rusia se encuentre detrás del envenenamiento de Serguéi Skripal y su hija, que ha desatado esta última guerra diplomática entre Bruselas y Moscú. El asunto tiene demasiadas sombras. Hay dudas sobre el móvil y el tipo de veneno utilizado. En el laboratorio militar de Porton Down -que está curiosamente a 12 kilómetros escasos de donde ocurrió el ataque-­ creen, pero sin demasiada seguridad, que se trataría de Novichok, un misterioso gas militar desarrollado hace cuarenta años en la extinta URSS. Pero esto es raro, porque hace dos años uno de los jefes científicos de ese mismo laboratorio expresaba sus dudas de que ese gas existiese siquiera, que es precisamente la razón por la que la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) no lo tiene en sus listas de armas prohibidas. Igor Sutyagin, un experto en control de armamentos amigo de Skripal, que estuvo preso en el mismo campo de trabajos forzados que él, y le acompañó en el 2010 en el intercambio de prisioneros que los liberó a ambos, no cree que el Kremlin esté detrás de esto.

En realidad, el gran argumento contra Rusia es el parecido de este caso con el asunto Litvinenko, en el que otro exagente ruso fue asesinado en el 2006 en suelo británico, en esta ocasión envenenado con radiactividad. Suficiente para la sospecha, pero no para la certeza, porque los dos casos son muy distintos. Litvinenko era un agente del KGB que se había pasado al enemigo con una maleta repleta de secretos. Skripal es un espía de los británicos al que Rusia envió a Gran Bretaña voluntariamente en un intercambio. No se ve por qué querrían matarle. Puede que al final aparezcan pruebas, pero de momento es demasiado aventurado señalar a nadie.

Por eso la mayor parte de los países de la UE habían sido cautos hasta ahora. La semana pasada, su nota de condena era prudente y dejaba las posibles represalias para más adelante, cuando se confirmase la responsabilidad de Rusia. Pero en estos últimos días Londres ha estado presionando con fuerza a las cancillerías europeas. El resultado fue otra nota, emitida con tanta urgencia que salió en mitad de la noche del jueves al viernes. En ella, la UE endurecía sustancialmente su lenguaje y aceptaba sin reservas la afirmación británica de que «Rusia es culpable». De ahí las retiradas de embajadores de ayer. Un aspecto interesante del asunto es que permite observar cómo Gran Bretaña, un país que está negociando su salida de la UE, mantiene esta capacidad de presionar a sus, pronto, exsocios. Toda una lección para quienes piensan que el brexit es el fin de la relación entre Europa y su gran isla atlántica.