Raúl Castro entrega la presidencia de Cuba, pero se quedará con el poder

héctor estepa BOGOTÁ / LA VOZ

ACTUALIDAD

Mantendrá la jefatura del Partido Comunista y su ascendiente sobre el Ejército

15 abr 2018 . Actualizado a las 08:03 h.

Cuba se prepara para el relevo generacional de sus líderes, un proceso que llevará tiempo pero cuyo pistoletazo de salida sonará el próximo jueves, cuando Raúl Castro ceda su puesto como presidente del Consejo de Estado y de Ministros, máximo órgano del Gobierno. La fecha está marcada en rojo en los calendarios de los dirigentes de la isla porque será la primera vez en décadas que un Castro no sea presidente.

«No voy a llegar a tatarabuelo porque se cansarían los cubanos de mí», dijo Castro en el 2015 cuando reiteró su decisión de no presentarse a un tercer mandato, tras haber sustituido en el 2006 a su hermano Fidel como presidente interino y haber dirigido al país durante dos legislaturas, que en Cuba duran cinco años. Pese a su retirada Raúl mantendrá su puesto como primer secretario del todopoderoso Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal), el organismo que, según la Constitución de la isla, orienta y rige los destinos del país. Es decir, que continuará como la persona más poderosa de Cuba al menos hasta el 2021.

Será, eso sí, la primera vez que el presidente del país y el primer secretario del partido no son la misma persona.

Hay visiones distintas, pero complementarias, sobre el papel que jugaría el mandatario tras ceder la presidencia. Para algunos expertos, Castro podría tratar de apadrinar y guiar a su sucesor para ayudarle a navegar en los círculos del poder y quizás para apoyar algunas de las reformas que debe emprender el nuevo presidente frente a las resistencias que pueda encontrar en las figuras más conservadoras de la Revolución. Otros creen, sin embargo, que el hasta ahora jefe del régimen se encargará de vigilar que no se lleven a cabo transformaciones radicales. Su papel podría ser una mezcla de ambas visiones.

Todas las quinielas apuntan como favorito para la sucesión a Miguel Díaz-Canel, actual vicepresidente primero, un ingeniero electrónico de 57 años que ha ido escalando lentamente y sin estridencias en el organigrama gubernamental cubano. El relevo generacional sería claro porque Díaz-Canel tiene 29 años menos que Castro, y nació después de la Revolución de 1959. Su elección supondría, además, un cambio significativo de perfil. El favorito a la presidencia solo tiene tres años de experiencia militar en una unidad de misiles antiaéreos. Esto puede significar que los uniformes verde olivo de los Castro cambiarían por las camisas blanca de los dirigentes «civiles».

La Asamblea Nacional también se ha preparado para ese relevo. La media de edad de los parlamentarios, ratificados por los cubanos el pasado marzo, es de 49 años. Poco cambiará, eso sí, a corto plazo. Los expertos coinciden en que la cubana es la transición más meditada y programada de la historia de América Latina. Además, los «lineamientos» y la política económica del país están ya decididos para, al menos, la próxima década. El nuevo líder, por otro lado, no tendrá la ascendencia histórica de los Castro para gobernar, y deberá buscar consensos en cada una de sus decisiones.

Un beatlemaníaco que debe ganarse a la cúpula militar

Miguel Díaz-Canel (Villa Clara, 1960) es hijo de una maestra normalista y de un trabajador de una planta mecánica y está considerado una persona reservada, sencilla y que sabe escuchar. Ingeniero electrónico de profesión, destacó muy pronto en la Unión de Jóvenes Comunistas. Fue escalando en el partido hasta ser designado, en 1994, primer secretario de la organización en Villa Clara, un cargo que equivale al de un presidente provincial. 

Transformó la vida cultural de la zona, apoyando, por ejemplo, el centro social El Mejunje, en Santa Clara, primer lugar donde se celebraron eventos de travestismo en el país. En aquellos años se le veía mezclado entre la población subido en su bicicleta. En el 2003 fue nombrado primer secretario en la provincia de Holguín, estratégica por sus recursos naturales, y fue además elegido miembro del poderoso buró político del Partido Comunista. Sigue siendo uno de sus miembros más jóvenes.

Raúl Castro, su padrino en el órgano dirigente del PCC, le nombró ministro de Educación Superior en el 2009, tras una reestructuración del Gobierno que dejó fuera a una decena de ministros del anterior Ejecutivo dirigido por Fidel. Después de cuatro años en el puesto, en el 2013, fue nombrado vicepresidente primero. «El compañero Miguel Díaz-Canel no es un novato ni un improvisado», dijo Castro tras su designación destacando también su «sólida firmeza ideológica».

Amante de The Beatles, el favorito a la presidencia es reacio a dar entrevistas. Sí habla en actividades públicas, como antes de dar su voto el pasado marzo, cuando se presentó a las urnas de la mano de su segunda mujer, la académica Liz Cuesta, un gesto raro entre los dirigentes cubanos. «Estoy seguro que más tarde que temprano venceremos el designio imperialista y que también derrumbaremos el bloqueo con el apoyo internacional contra EE.UU.», dijo entonces.

Se ha mostrado partidario de un mayor uso de las nuevas tecnologías y de una prensa más crítica, que ya apoyó en su provincia, pero, eso sí, que no sea «contrarrevolucionaria». En una grabación filtrada el pasado agosto, alertaba a varios miembros del partido de los medios alternativos y la difusión de ideas contrarias a los preceptos revolucionarios. Deberá ganarse la confianza de la cúpula militar y de los revolucionarios históricos en sus primeros meses de mandato en caso de ser finalmente elegido presidente.