Malasia tendrá el primer ministro más veterano del mundo con Mahathir Mohamad, de 92 años

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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EFE | AHMAD YUSNI

Ya había gobernado el país entre 1981 y 2003

11 may 2018 . Actualizado a las 07:25 h.

El veterano opositor malayo Mahathir Mohamad, de 92 años, fue investido ayer primer ministro tras su inesperada victoria electoral, con lo que pasó a ser el jefe de Gobierno de mayor edad en el mundo. Ataviado con la túnica tradicional de los musulmanes en Malasia, Mahathir prestó juramento ante el rey.

Mahathir Mohamad, quien fue primer ministro de 1981 a 2003, venció en las legislativas quince años después de haber abandonado el poder. Mohamad Azlan Shah, miembro del partido de Mahathir, presente entre la muchedumbre, dijo estar «muy orgulloso». «Nuestra batalla para cambiar la política Malasia no se frustró. Creo que Mahathir puede hacer el cambio», dijo a AFP.

El exmédico dio sus primeros pasos en política en 1964 y dirigió el país del sureste asiático con mano dura 22 años. Regresó a la primera fila de la escena política para intentar expulsar a Najib Razak, antes protegido suyo y sumido en un escándalo de malversación de varios miles de millones de euros en detrimento del fondo soberano 1MDB, creado cuando llegó al poder en el 2009 para modernizar el país.

Aunque algunos consideran a Mahathir como el padre fundador de la Malasia moderna y le atribuyen el mérito de haber desarrollado el país, relativamente rico, otros lo acusan de haber encarcelado a opositores y atizar las tensiones étnicas en el país.

Cuando quedó claro que la coalición oficialista enfrentaba una histórica derrota, Najib desapareció y solo reapareció el jueves por la mañana para una conferencia de prensa en la que aceptó la decisión del pueblo.

La coalición opositora El Pacto de Esperanza apostó por los vínculos entre Mahathir con los malasios de los medios rurales para hacer de él el mejor activo. El nonagenario atrajo a electores favorables a las formaciones de la coalición oficialista Barisan Nasional (Frente Nacional, BN), que se añadieron a los apoyos tradicionales de la oposición, los electores de las ciudades y de las minorías, especialmente la china, que representa a cerca de un cuarto de la población.