Diez muertos en un instituto de Texas en otro baño de sangre de un alumno

Adriana Rey AUSTIN

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Un joven de 17 años disparó con un fusil de asalto y un revolver que era de su padre

19 may 2018 . Actualizado a las 00:56 h.

Dakota Shrader pensó que era uno de los habituales simulacros pero, cuando oyó tres disparos, supo que tenía que huir. Esta estudiante de secundaria no paró de correr hasta que llegó a un bosque cerca del instituto de Santa Fe (Texas). Fue entonces cuando entre gritos y el sonido de sirenas entró en pánico. «¡Nadie debería de pasar por esto!», clamó entre lágrimas. Su testimonio fue uno de los muchos que volvieron a relatar el sin sentido de la violencia armada en EE.UU., después de que Dimitrios Pagourtzis, un estudiante de 17 años, matara a diez personas (nueve de sus compañeros y un profesor) e hiriera a otra diez. Tras detener al sospechoso, la policía encontró explosivos en el centro y alrededores. La intención del sospechoso era suicidarse después de la matanza.

Un profesor accionó la alarma de incendios cuando vio a un alumno dirigirse hacía el centro con un fusil de asalto y un revólver calibre 38, armas que eran de su padre. Los estudiantes salieron corriendo de las aulas, momento en el que el tirador comenzó a disparar. Un estudiante denunció en un canal local el acoso que sufría Pagourtzis. «Los entrenadores lo hostigaban y lo insultaban; no tenía muchos amigos», contó.

«Que Dios os bendiga a todos», dijo Donald Trump en una primera declaración. «Estamos decididos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para proteger a los estudiantes», añadió más tarde, pero evitando condenar nuevamente la venta libre de armas.

Este nuevo baño de sangre se produce tras meses de manifestaciones impulsadas por los supervivientes de la masacre de Parkland, en Florida, que en febrero pidieron reforzar el control de armas en todo el país y especialmente en lugares como Texas, donde más de 200.000 personas tienen licencia para portar una pistola. Es más, aunque la edad mínima para comprar un arma es de 18 años, los menores de este estado pueden asistir a clases para aprender a dispararlas.

Tras el tiroteo de Parkland, Trump prometió reforzar la seguridad escolar pero desde entonces, no ha hecho nada para poner coto a esta lacra. Además de sugerir armar a los profesores, dijo que apoyaría un mayor control de los antecedentes de los compradores de armas y aumentaría la edad mínima para comprar un rifle de asalto. Ambas propuestas fueron rechazadas por la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), que financió con casi 30 millones de dólares la campaña de Trump. No es de extrañar por tanto que no presionase al Congreso para que actuase sobre estas iniciativas. «La segunda enmienda nunca será derogada», manifestó sin pudor el 6 de mayo, durante la convención anual de la NRA donde llamó patriotas a quienes compran y portan armas. La polémica enmienda de la Constitución que protege el derecho a portar armas fue adoptada en 1787 y es el principal argumento para apoyar una medida que consideran es parte de la identidad nacional del país. 

El decimosexto tiroteo

Según un análisis de The Washington Post, el tiroteo de ayer es el decimosexto en lo que va de año, la cifra más alta registrada desde el tiroteo de Columbine, en 1999. Desde entonces, este tipo de masacres en horario escolar han matado a 140 niños, profesores y otras personas, hiriendo además a 286. Más de 214.000 estudiantes han sufrido la violencia armada en sus escuelas.