Una jueza prohíbe a Trump bloquear a sus críticos en Twitter

adriana rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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KEVIN LAMARQUE | reuters

El presidente estadounidense renueva sus envites con el Rusiagate

24 may 2018 . Actualizado a las 07:13 h.

Donald Trump, al que una jueza de Nueva York prohibió ayer bloquear a sus críticos en Twitter, renovó sus envites contra el que considera «uno de los escándalos políticos más grandes» de la historia de EE.UU. Se trata del Rusiagate, la investigación sobre la injerencia rusa que sin embargo el presidente ha rebautizado como Spygate. «Mirad cómo han cambiado las cosas en las profundidades del estado criminal. Van detrás de la falsa conspiración con Rusia, una mentira inventada y acaban atrapados en un gran escándalo de espías», denunció en Twitter tras las informaciones difundidas sobre la presencia de un posible espía del FBI en su campaña electoral.

Una supuesta motivación política es lo que ahora investiga el departamento de Justicia en lo que sin duda es un movimiento inusual. Y es que Trump consiguió que el supervisor del Rusiagate y vicefiscal general Rod Rosenstein, además del director de la agencia, Christopher Wray, aceptaran reunirse con republicanos del Congreso y otros funcionarios de Seguridad Nacional para analizar información clasificada sobre el supuesto espía. Según varios medios, el FBI tuvo un informante (un profesor estadounidense que da clases en Reino Unido) encargado de analizar los vínculos rusos que tenían varios exasesores del presidente. En paralelo, los aliados del presidente presentaron una resolución el martes en la Cámara de Representantes pidiendo un segundo fiscal especial que investigue las actividades de las agencias de inteligencia, a las que el magnate se refiere como «profundidades del Estado».

Lo que el presidente de EE.UU. está haciendo es usar sus poderes para investigar a los investigadores. Varios abogados constitucionalistas aseguran que, aunque sus medidas no son ilegales, sí son preocupantes porque Trump está operando fuera del comportamiento normal de un presidente en la era postWatergate. «El problema es que las cosas que normalmente se respetan no se respetan en esta administración, como es la distancia que el presidente debe tener con el departamento de Justicia», advirtió el exasistente del fiscal especial del Watergate, Richard Ben-Veniste.

La aparente cesión de Rosenstein sin embargo, es para muchos una maniobra para ganar el tiempo suficiente que permita al fiscal especial del Rusiagate, Robert Mueller, terminar su trabajo. Esta posible táctica no la descarta ni siquiera el propio Trump a juzgar por sus propias palabras el martes cuando un periodista le preguntó si seguía confiando en Rosenstein. «¿Siguiente pregunta por favor?», respondió.

La desconfianza del mandatario es uno de los rasgos de identidad que más se han acentuado en las últimas semanas. En un esfuerzo por suprimir las filtraciones que han plagado su presidencia, Trump ha exigido a su jefe de gabinete John Kelly que lleve a cabo «una limpieza» en el departamento de comunicación de la Casa Blanca. Según Politico, el plan consistiría en despedir a los funcionarios de nivel medio y junior para asegurar la información entre las personas de más rango y supuestamente de más confianza. La semana pasada ya se dio un primer paso hacia la limitación de las filtraciones, reduciendo el tamaño de las reuniones diarias de comunicación a un grupo de asesores directos del presidente.

EE.UU. retira la invitación a China para participar en unas maniobras militares conjuntas

Una de cal y otra de arena. Estados Unidos anunció ayer que retiró la invitación a China para participar en unos ejercicios militares en el Pacífico en protesta por la militarización que realiza Pekín en islas en disputa. «Tenemos evidencias claras de que China ha desplegado misiles antibuques y misiles tierra-aire en las islas Spratly», señaló el portavoz del Pentágono, el teniente coronel Chris Logan, en referencia a los RIMPAC, las prácticas marítimas más importantes del mundo en las que participan cerca de 30 países.

«China sostiene que las construcciones en estas islas son para garantizar la seguridad en el mar, la asistencia a la navegación y la búsqueda y salvamento en el mar, así como la protección de los pescadores», agregó Logan, quien sin embargo añadió que «el despliegue de este armamento solo puede tener fines militares». «La continua militarización de zonas en disputa en el mar de China Meridional solo sirven para aumentar las tensiones y desestabilizar la región».