La UE da por muerto el mecanismo de reparto por cuotas de refugiados

Cristina Porteiro
CRISTINA PORTEIRO BRUSELAS / CORRESPONSAL

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OLIVIER HOSLET | EFE

La derechista Austria tomará el relevo de la presidencia en pleno debate migratorio

07 jun 2018 . Actualizado a las 07:28 h.

Son malos tiempos para el europeísmo. En plena refriega presupuestaria, con la batalla del brexit en punto muerto y la reforma de la Unión Económica y Monetaria haciendo aguas, el 1 de julio el timón de la Unión Europea pasará a manos de Austria. Su Gobierno, en manos del conservador Sebastian Kurz, se sostiene con el beneplácito de los ultraderechistas del FPÖ, un partido de raíces nazis.

Su aterrizaje llega en el peor momento posible para quienes todavía conservaban la esperanza de sacar adelante la reforma del sistema europeo de asilo. Nada hace presagiar que la presidencia austriaca vaya a ser capaz de forjar una postura de consenso. Ni se atisba voluntad de entendimiento entre las cancillerías europeas ni los austriacos son conocidos por sus posiciones templadas. El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, trató de ocultar su inquietud tras reunirse ayer en Bruselas con Kurz, pero terminó reconociendo que hay «varios asuntos» donde «tenemos ideas diferentes». Un perfecto eufemismo para no tener que admitir que la sintonía entre Bruselas y Viena es escasa. Y lo es por que Austria se ha sumado al grupo de países que tratan de sabotear los esfuerzos de su equipo para poner en marcha un mecanismo «justo» y «solidario» que permita repartir el esfuerzo de acogida de refugiados entre todos los países de la UE. Viena no quiere cuotas. Tampoco Polonia, Hungría, Eslovaquia, República Checa o los Bálticos. Alemania y Francia insisten en que cualquier otra opción es «inaceptable». «Habrá discusiones difíciles sobre cuotas», aseguró ayer Kurz. Su país aun no ha tomado el relevo de la presidencia rotatoria de la UE (seis meses), pero ya pospuso el debate migratorio para el mes de septiembre. Bruselas tiene prisa. Quiere dejar lista la reforma antes de las elecciones europeas en mayo del 2019.

Propuesta con Dinamarca

Donde sí está avanzando líneas el Gobierno austríaco es en el programa de contención de la inmigración irregular. Austria ha impulsado junto a Dinamarca una propuesta para crear centros de asilo fuera de la fronteras de la UE. «Cuando la gente viaja ilegalmente a Europa a menudo llegan a través de distintos países y pueden elegir el lugar preferido para registrar su solicitud de asilo. Ese no debe ser el enfoque correcto», insistió Kurz, siguiendo la línea del secretario de Asilo belga, Theo Francken, quien el pasado martes exigió blindar las fronteras de la UE antes de negociar cualquier reforma de asilo: «Primero tenemos que cerrar las puertas de entrada, luego podremos encontrar un compromiso», subrayó el nacionalista, quien sugirió al Gobierno griego, en plena crisis migratoria, repeler la llegada de migrantes en el mar «aunque se ahoguen».

La presidencia austriaca se encontrará un campo de batalla sin precedentes. Los países en primera línea de llegada se resisten a asumir toda la responsabilidad. Quieren «solidaridad» en el reparto de refugiados y ayuda financiera para la recepción e identificación de migrantes. El ministro del Interior italiano, el ultra Matteo Salvini, amenaza con dinamitar la política migratoria de la UE. Quiere un cierre hermético de puertas, devoluciones masivas y socios fiables para no convertir Italia en un «campo de refugiados».