El «brexit» espanta a los recolectores

Rita Álvarez Tudela LONDRES

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Jan Woitas

La incertidumbre política complica la contratación de mano de obra

11 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En los próximos meses, el Reino Unido necesita contratar a 4.000 personas para recoger fresas, frambuesas, manzanas y peras. El país solía encontrar recolectores con facilidad en Rumanía y Bulgaria, pero ahora la incertidumbre generada por el brexit hace la contratación mucho más difícil.

Conscientes de la situación, las agencias de reclutamiento advierten a los agricultores que no pueden asegurarles conseguir la cantidad de trabajadores que necesitan para recoger sus frutas y verduras. De hecho, más de la mitad de las empresas de contratación no pudieron encontrar a trabajadores suficientes incluso para los primeros meses del año, con fama de ser los más tranquilos.

Una encuesta de la Unión Nacional de Agricultores del Reino Unido muestra que el año pasado hubo un déficit de un 12,5 % de los trabajadores de temporada necesarios en los campos de cultivo, lo cual llevó en el peor de los casos a que la cosecha se pudriera en los campos.

Ahora, cuando nos acercamos a los meses con las cosechas más esperadas del año, como las famosas fresas de Kent, hay miedo a que la escasez de recolectores europeos dispuestos a trabajar en el Reino Unido ponga en peligro su recolección y que las mesas de los hogares no terminen siendo su destino final.

Las agencias de selección de personal advierten de una contratación «muy lenta» y de que no podrán cubrir la demanda de mano de obra de los agricultores británicos para la recolección estacional, que en la actualidad procede en un 99 % de Europa del Este.

Caída de la libra

Ese es el caso de la agencia AG Recruitment and Management, con sede en Kent, que trabaja en Rumanía para suministrar mano de obra a 80 productores en todo el Reino Unido. Su codirectora, Estera Amesz, explica cómo el número de personas que quieren trabajar en el Reino Unido cayó abruptamente después del referendo del brexit y la caída de la cotización de la libra. A eso se une la mejoría de la economía rumana, que crece a un ritmo tres veces superior que la británica: hasta un 6,9 % anual.

«Solíamos tener colas fuera de nuestra oficina en Bucarest. Una media de 30 a 40 personas venían cada día. Ahora, en un buen día, solo lo hacen cuatro o cinco», expone. Ahora las agencias tienen que viajar a lugares remotos de la campiña rumana para vender la idea de ir a trabajar al Reino Unido.

En la ciudad de Barlad, cerca de la frontera con Moldavia, hay 30 personas disponibles para la una posible contratación, pero solo cinco se inscriben finalmente. Una de ellas es Alina Stan, de 31 años, quien ha trabajo en Reino Unido en el pasado para recoger flores y frutas. Con el dinero, está construyendo una casa para ella y su familia, pero tiene claro que dejará de hacerlo tan pronto como pueda: «Esperamos que en los próximos dos años podamos terminar nuestra casa, pero dejar a mis hijos aquí es muy difícil».

Esa caída del personal ha hecho que el nivel del personal contratado también haya bajado, que muchos no hablen inglés y que los empleadores no sean tan estrictos con los exámenes. Amesz puntualiza que en el pasado solían hacer pruebas exhaustivas a cada candidato, si bien ahora se conforman con que no tengan minusvalías y un 50 % de probabilidades de que vayan a hacerlo bien.

Para poner remedio a esta situación, algunos jóvenes rumanos tienen clara la solución: que los ingleses se pongan ellos mismos a trabajar en el campo y no dejen que la fruta se pudra sobre el terreno. «Los ingleses eligen lo que quieren hacer y dejan los trabajos más difíciles para los extranjeros», sentencia Puiu Jonut, de 23 años, un estudiante de Geografía rumano en una entrevista a la BBC. Jonut sigue sin entender la victoria del brexit: «Para mi fue realmente extraño, porque los extranjeros van a hacer los trabajos difíciles y los empleos mal pagados; por lo que seguramente deberías querer permanecer en la UE».