La UE ve en peligro sus valores por el papel de Italia en la crisis

Cristina Porteiro
CRISTINA PORTEIRO BRUSELAS / CORRESPONSAL

ACTUALIDAD

KENNY KARPOV

«Pagaremos un alto precio», advierte Frans Timmermans

13 jun 2018 . Actualizado a las 07:18 h.

«Corremos el riesgo de perder nuestros valores y la humanidad que nos caracteriza». Fue la seria advertencia que lanzó ayer el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, a los líderes europeos tras asistir a la bochornosa disputa desatada entre Italia y Malta para evitar responsabilizarse del desembarco de los cerca de 700 migrantes que viajan a bordo del buque Aquarius rumbo a España.

El holandés admitió que ese espectáculo vergonzoso nunca habría tenido lugar de contar con un mecanismo europeo de respuesta para este tipo de situaciones. Pero no lo hay. A lo largo de los últimos tres años los egoísmos nacionales y la falta de confianza entre las cancillerías europeas han paralizado los trabajos para reformar el actual sistema de asilo, ya caduco. «¿No creen que si le quitamos la humanidad a esas personas diciendo que solo son migrantes estamos perdiendo parte de la nuestra? ¿No piensan que nos mata moralmente?», clamó Timmermans ante la Eurocámara. El presidente de la institución, Antonio Tajani, exigió a los Veintiocho que dejen de mirar hacia otro lado y cierren un acuerdo a finales de este mes. Ante la inacción del Consejo, el líder de los liberales, Guy Verhofstadt, fue más allá y sugirió llevar a la institución ante los tribunales.

La UE vuelve a estar ante el espejo. Aunque ya ha pasado lo peor de la crisis económica, ahora asoma una crisis peor: la de valores. La inmigración es su talón de Aquiles. «Estamos en una situación de riesgo, de caer en la trampa de negociar la cuestión de la inmigración con un poco menos de respeto a los derechos humanos (...) Si dejan de lado los valores fundamentales perderemos todos. Pagaremos un precio demasiado alto», insistió Timmermans en alusión a la actitud del Ejecutivo italiano.

Más fondos

El comisario de Migración, Dimitris Avramopoulos, evitó apuntar con el dedo a su nuevo ministro del Interior, Matteo Salvini. El líder de la xenófoba Liga Norte consideró la expulsión del buque una «victoria» para indignación de Gobiernos como el francés que ayer calificó de «cínica e irresponsable» su actitud. El Elíseo justificó la decisión de no abrir sus puertas al Aquarius alegando que las leyes internacionales estipulan que el desembarco debe realizarse en el puerto más cercano. «No podemos seguir con esta partida de pimpón política», se quejó Avramopoulos, antes de anunciar que Bruselas triplicará en los próximos presupuestos (2021-2027) los fondos para migración y control de fronteras. La UE pasará de invertir 13.000 millones de euros a 34.900. Parte de ese presupuesto se movilizará para crear un ejército europeo de 10.000 guardas fronterizos. Algunos eurodiputados acusaron a los líderes europeos de propiciar esta deriva de valores: «Dan gasolina a los xenófobos en Europa. La inacción del Consejo está convirtiendo la xenofobia en una galopada política incesante», deslizó la socialista Elena Valenciano.

El escenario de ruptura y repliegue ha hecho que algunos ultranacionalistas y eurófobos se froten las manos. El primer ministro húngaro, Víktor Orbán, aplaudió el enrocamiento del Gobierno italiano: «Es un gran cambio. Les deseo mucho éxito. Tienen todo nuestro apoyo», apuntó el derechista en una rueda conjunta con su homólogo eslovaco, Peter Pellegrini, quien anticipó que «esto solo es el comienzo».