El acuerdo para cambiar el nombre de Macedonia desata una ola de protestas

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ, AGENCIAS

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MAJA ZLATEVSKA | afp

El pacto con Grecia pone fin a 27 años de tensión con la exrepública yugoslava

18 jun 2018 . Actualizado a las 07:40 h.

Grecia y Macedonia han firmado en el pueblo fronterizo de Psarades el acuerdo histórico que pone fin a 27 años de conflicto bilateral por el nombre de la exrepública yugoslava, que ahora se llamará Macedonia del Norte. Pero el pacto ha desencadenado una oleada de protestas. El mismo día en el que se estampaba la firma, miles de personas se manifestaban en ambos países, tanto en la ciudad macedonia de Bitola, como en la parte griega, cerca del lago de Prespa, donde la policía incluso cargó con gases lacrimógenos contra un grupo de personas que lanzaban piedras contra los agentes e intentaban romper el cordón policial.

Hasta ahora, el nombre oficial de Macedonia era Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM). En la ceremonia estuvieron presentes los primeros ministros de ambos países, Alexis Tsipras y Zoran Zaev, así como la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y el comisario europeo para la Ampliación, Johannes Hahn. Tsipras, acusado de «traición», sobrevivió el sábado a una moción de censura de la derecha para bloquear este acuerdo, interpuesta contra su Gobierno por Kyriakos Mitsotakis, su rival político.

Duras críticas

En el lado macedonio, la principal fuerza de la oposición, también escenificaba su profundo malestar. «Es la mayor capitulación catastrófica que jamás hayamos visto. Un acuerdo para cambiar nuestro nombre. Macedonia, ese es nuestro nombre. Ese es el nombre que llevamos con orgullo y honor», denunciaba el líder, Hristijan Mickoski.

El acuerdo, arduamente negociado desde hace seis meses, tendrá que ser ratificado por los respectivos parlamentos y sometido a referendo en Macedonia, obligada a hacer un cambio en su constitución. Es decir, que todavía hay por delante un largo proceso en medio de un clima de tensión social.

El pacto tiene el apoyo de la UE, la ONU y la OTAN. Desde la independencia de esa exrepública yugoslava, en 1991, la cuestión del nombre de Macedonia ha sido un asunto controvertido. Grecia no toleraba que su vecino tomase el nombre de una de sus provincias, atribuyéndose así la herencia de dos grandes reyes de la Macedonia antigua, Filipo II y su hijo Alejandro Magno.

Ambos primeros ministros han tenido que enfrentarse a apasionadas reacciones en sus propios países, que emanaban de la oposición de la derecha y de los sectores más nacionalistas de las opiniones públicas.

Tras la firma del acuerdo por parte de los ministros de Exteriores, Tsipras habló de un momento histórico. «Hoy cumplimos con nuestro deber patriótico, un histórico paso para cerrar las heridas del pasado, abrir la vía a la cooperación entre nuestros países, los Balcanes y toda Europa», dijo. «Este paso no debe ser suspendido, ya que damos un ejemplo para construir el futuro contra el odio», agregó el primer ministro griego.

Para el jefe de Gobierno macedonio, el socialdemócrata Zoran Zaev, el acuerdo cierra 27 años de querellas y anuncia un nuevo período marcado por la «estabilidad y la prosperidad». Este pacto ha sido en gran parte posible gracias a la llegada al poder de Zaev en el año 2017, que relevó a la derecha nacionalista macedonia, contraria al cambio de nombre.

El presidente macedonio prevé ejercer un derecho de veto sobre la oposición

En Macedonia, el presidente Gjorge Ivanov prevé ejercer un derecho de veto para bloquear, lo que la oposición nacionalista -de la que es muy cercano- califica de «capitulación», algo que podría retrasar un poco la ratificación del acuerdo. Mientras tanto, el líder de la oposición macedonia reafirmó que su partido no respaldará la necesaria enmienda constitucional, que requiere de una mayoría de dos tercios en el Parlamento. «Nunca, ni aunque me cueste la vida, aceptaré esta capitulación de Zoran Zaev», dijo ayer el líder de VMRO-DPMNE, fuerza opostisora. Hristijan Mickoski participó en la protesta contra el acuerdo y que reunió a unas 5.000 personas en la ciudad de Bitola.