La UE pretende empujar la crisis de los migrantes fuera de sus fronteras

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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Un Consejo muy enfrentado aparca las demandas planteadas por la canciller alemana

28 jun 2018 . Actualizado a las 10:31 h.

Un Consejo «enfrentado» y «lleno de noes». Según altas fuentes diplomáticas, este es el paisaje que se encontrará el presidente español, Pedro Sánchez, a su llegada a Bruselas. Asistirá hoy a la que será su primera gran cumbre europea a 28, dominada por un tema: la inmigración.

Las posiciones entre las cancillerías no podían estar más alejadas. Visegrado (Hungría, República Checa, Eslovaquia y Polonia) parte con ventaja. Ha logrado poner el foco del debate sobre la externalización de la gestión migratoria y quiere empujar los problemas fuera de las fronteras de la UE cerrando acuerdos con países terceros. Le apoyan otros socios como Austria y Dinamarca, favorables al despliegue de enormes «plataformas de desembarco» en el norte de África en cooperación con Acnur y la Organización Mundial para las Migraciones (OIM). Una visión que también respalda el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien instó por carta a los líderes a extender cheques para confinar a los migrantes en países terceros, como ya se está haciendo con Turquía.

El polaco exige «determinación» para blindar las puertas de entrada y evitar así que los ciudadanos europeos se vean tentados a votar a partidos populistas y xenófobos. «La discusión está en pañales», aseguran fuentes europeas. Pero desde la cancillería magiar cuentan otra historia. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, está convencido de que le ganará el pulso al eje francoalemán aunque espera unas discusiones «muy fuertes». «Queremos que los migrantes se queden en esos hotspots para siempre. Hasta que se acabe la guerra y se les devuelva», asegura una alta fuente diplomática húngara. Para eso necesitan que países como Túnez, Marruecos, Níger o Libia consientan. Algunos se han anticipado y han dicho que no. «Hay muchas formas de usar palancas (para que cedan), no lo llamaría chantaje sino diplomacia», insite en alusión al uso que se pueda hacer de la ayuda al desarrollo y los acuerdos comerciales para forzar acuerdos.

Donald Tusk se inclina por contener el flujo de personas en terceros países Frente al ala dura del Consejo se plantará Alemania, escudada por Francia, España y la Comisión Europea. La canciller Angela Merkel necesita inclinar la balanza del debate hacia la gestión interna de la migración. Sus socios bávaros le exigen una solución a los cruces irregulares de migrantes dentro del espacio de libre circulación Schengen. «El debate interno alemán tuvo protagonismo, pero en gran medida se ha diluido», aseguran fuentes euoropeas. Tanto, que ya no se habla de plazos. La reforma del asilo quedará aparcada al menos medio año.

¿Cómo sortear los problemas? «Acuerdos bilaterales», sugiere el equipo de Tusk que tampoco ve viable abrir las puertos a todos los barcos rescatados en el Mediterráneo: «España no puede seguir siendo un Quijote. Soluciones como las del Aquarius no se sostendrán a la larga», insisten. ¿De qué lado se pondrá Italia? El Gobierno de Giuseppe Conte, radicalizado por las posturas xenófobas del ministro del Interior, Matteo Salvini, quiere volver a casa con dos victorias: la de externalizar la gestión migratoria y la de forzar a sus socios a reubicar parte de los migrantes que lleguen a sus costas. Pero ese segundo deseo está lejos de cumplirse.

Los halcones imponen su ritmo a la reforma de la eurozona

Acabarán defraudados quienes piensen que los líderes de la zona euro (19) cerrarán esta semana el acuerdo definitivo para culminar la Unión Económica y Monetaria (UEM). La presión ejercida por Francia y por España para lograr articular un presupuesto común del euro y un fondo de garantías único que permita hacer frente a las pérdidas de cualquier ahorrador europeo en caso de quiebra bancaria ha sido recibido por un grupo nutrido de países como una provocativa declaración de guerra.

Holanda encabeza la rebelión, acompañada por Suecia, Austria, Dinamarca, Bélgica, Luxemburgo y los países bálticos. No quieren nada que se parezca a una unión fiscal, la pata que le queda al eurosistema para hacer frente a cualquier crisis sin desmoronarse. «Han adoptado posturas duras en relación con algunas cuestiones que creíamos que podían salir adelante», admiten fuentes europeas sin esconder su frustración. Y es que París y Madrid tardaron mucho en convencer a la canciller, Angela Merkel, de la necesidad de apuntalar la UEM dotando al Fondo de Resolución Bancaria de recursos suficientes para funcionar como un auténtico cortafuegos europeo. Ahora que el camino parecía allanado, son los viejos halcones del euro los que pretenden postergar indefinidamente los deberes. Ni siquiera está claro que las conclusiones recojan la necesidad de crear una capacidad fiscal para la moneda única. A lo sumo, podrían mencionar el compromiso para debatir más adelante la creación de un fondo de depósitos común. Ni siquiera hay fecha para consensuar una hoja de ruta.

¿Qué problemas entrañan estos retrasos? La arquitectura del euro seguirá incompleta y expuesta a nuevas tensiones si se desata una nueva crisis. «El mundo de las finanzas es muy conservador y salvo situaciones de crisis, no reacciona con facilidad», lamenta una fuente diplomática. Será difícil convencer a los holandeses. Su Parlamento aprobó recientemente una resolución para instar al Gobierno a plantarse ante la propuesta «de mínimos» francoalemana. Pero también será difícil que las dos grandes potencias acepten rebajar todavía más el grado de ambición de sus propuestas, descafeinadas, precisamente, para tratar de sortear las reticencias de los vecinos del norte.

Los rescatados por el Lifeline serán acogidos por ocho países

maría signo

Finalmente Malta accedió ayer al atraque del barco Lifeline que llevaba seis días a la espera de una solución en el Mediterráneo, tras llegar a un acuerdo con Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Francia, Bélgica y Holanda para repartirse los 230 inmigrantes que llevaba. El primer ministro maltés, Joseph Muscat, informó de que los inmigrantes serán identificados. Solo los que sean refugiados «serán protegidos por los Estados miembros» pero no ocurrirá lo mismo con quienes no tengan derecho a asilo. «Cada uno acogerá según su capacidad y no quiero dar números ahora, porque antes tenemos que ver las personas a bordo, su riesgo y situación. Tenemos que estudiar cada caso y luego el número de menores no acompañados», explicó.

Muscat anunció que la embarcación será inmovilizada mientras las autoridades investigan sobre las supuestas irregularidades, la primera de ellas la bandera bajo la que opera ya que Holanda asegura que no tiene derecho a usarla. También se tiene que aclarar si el capitán actuó correctamente salvando a los náufragos, a pesar de que la Guardia Costera italiana pidió que no interviniese ya que debían hacerlo los guardacostas libios. Para Muscat este es el motivo de la negativa de su país a acoger la nave: el capitán «actuó contra las reglas del derecho internacional».

El fundador de la oenegé, Axel Steier, culpó a Alemania de haber retrasado el atraque del barco al haberse negado a acoger a los inmigrantes y acusó al ministro del Interior, Hort Seehofer, de ser «la versión alemana de su colega italiano Salvini». A su juicio, Berlín es «cómplice de la falta de asistencia a personas en peligro».

Doce guardacostas a Libia

El Ejecutivo italiano acogió con satisfacción el acuerdo de reparto de los inmigrantes, según aseguró el ministro del Interior Matteo Salvini. En tanto el jefe del Gobierno, Giuseppe Conte, presentó en el Parlamento la propuesta que defenderá en el Consejo de Europa y que consta de diez puntos centrados en la necesidad de que todos los países de la UE asuman una «responsabilidad común». Italia quiere reforzar las fronteras europeas con mayor apoyo de la Guardia Costera libia y acabar con el reglamento de Dublín porque se ha demostrado «inadecuado». Como primera medida, anunció que dará 12 guardacostas a Libia para mejorar el control en el Mediterráneo.