Cadena perpetua a la novia nazi

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

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Beata Zschäpe se dispone a escuchar la sentencia
Beata Zschäpe se dispone a escuchar la sentencia Peter Kneffel

Un tribunal condena de por vida a la única superviviente de la célula ultra que mató a nueve inmigrantes y una policía

12 jul 2018 . Actualizado a las 07:09 h.

Cinco años y más de cien testigos. Es lo que ha necesitado la Justicia alemana para culminar uno de los procesos más complejos y mediáticos de su historia reciente: el del grupo Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), responsable de la peor ola de violencia ultraderechista en el país desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. El caso, que ha sido llevado a la gran pantalla, concluyó este miércoles entre aplausos y críticas, después de que la Audiencia Territorial de Múnich condenara a cadena perpetua a Beate Zschäpe, la única superviviente de la célula que mató a nueve inmigrantes y una policía entre el 2000 y el 2007.

La sentencia, sin precedentes, subraya el «especial grado de culpabilidad» de la bautizada como la novia nazi, que probablemente no quedará en libertad tras cumplir los quince años de cárcel mínimos que el código penal alemán establece para la perpetua. Zschäpe, que lleva siete años en prisión preventiva, ha sido hallada culpable de los diez asesinatos atribuidos a la NSU, pese a no haber cometido ninguno de ellos. Los autores materiales fueron sus dos compañeros Uwe Mundlos y Uwe Böhnhardt, que se suicidaron en el 2011 para evitar su detención tras un atraco frustrado que desveló la existencia de la célula.

La defensa, que ya anunció que recurrirá, había solicitado la absolución de Zschäpe, de 43 años, bajo el argumento de que solo mantenía una relación sentimental con los otros dos miembros del grupo ultra y que jamás supo de los asesinatos. Para poder condenarla, el tribunal muniqués se remitió a la jurisprudencia del Supremo, y alegó la decisiva «contribución» de la mujer a la fundación y mantenimiento de la NSU, así como a la materialización de los crímenes, a los que se suman dos ataques con explosivos que dejaron una treintena de heridos y quince robos en bancos, oficinas de correos y supermercados.

Asimismo, los jueces consideran probado que, tras el suicidio de sus compañeros, Zschäpe prendió fuego a la vivienda en la que residían para destruir todas las pruebas. Por último, envió a varios medios alemanes y asociaciones musulmanas un DVD en el que desvelaba la trama xenófoba que hasta entonces había pasado completamente desapercibida a las autoridades, las cuales pensaban que los asesinatos eran fruto de ajustes de cuentas entre mafias extranjeras. Los llamados crímenes del Bósforo o crímenes del kebab, dirigidos en su mayoría contra ciudadanos turcos, conmocionaron al país.

En el 2012 Angela Merkel pidió perdón públicamente a los familiares de las víctimas y calificó de vergüenza el caso, que no comenzó a juzgarse hasta el 2013 y puso en evidencia la deficiente actuación de la policía y de los servicios de inteligencia. No solo subestimaron la amenaza que suponía la ultraderecha, sino que destruyeron documentos de relevancia entorpeciendo así la investigación.

«Esta sentencia es un éxito del Estado de derecho», declaró el fiscal Herbert Diemer minutos después de hacerse público el fallo, que incluye una pena de 10 años de cárcel para Ralf W., un antiguo miembro del partido neonazi NPD que proporcionó la pistola Ceska 83 con la que la NSU cometió los asesinatos. También dicta entre dos años y medio y tres años de prisión para otros tres hombres que apoyaron a la célula terrorista con actividades logísticas y falsificación de documentos. Políticos y oenegés celebraron la sentencia, que ha provocado la indignación de los familiares.