Trump y Juncker desactivan la guerra comercial entre Estados Unidos y la UE

Miriam García
m. g. NUEVA YORK / COLPISA

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SAUL LOEB | AFP

El magnate acepta eliminar los aranceles a todos los productos menos a los coches

26 jul 2018 . Actualizado a las 07:28 h.

Todo fue pólvora verbal. Una vez más, Donald Trump consumió todas sus energías en las amenazas previas y en sus redes sociales. Esta vez le tocó corregirse con la Unión Europea, a la que llegó a definir como un enemigo de su país hace apenas una semana. Ayer, una reunión de algo más de una hora con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, sirvió para desatascar la guerra comercial abierta entre dos viejos aliados y avanzar, en palabras del magnate, hacia una solución de «cero aranceles» en las transacciones a ambos lados del Atlántico.

En la pelea hay más aristas. Eliminar todo tipo de subsidios en los países miembros sería como hacer estallar una granada en la frágil UE, que es tal vez lo que está buscando Trump. El magnate ya intentó convencer a Emmanuel Macron de que siguiera los pasos del Reino Unido, prometiéndole a cambio de abandonar la UE un ventajoso acuerdo comercial con EE.UU. A su vez, Macron fue el primer escandalizado cuando la Comisión propuso en mayo reducir los subsidios agrícolas, lo que consideró «impensable».

Astuto e imprevisible, Trump juega duro. Ayer recibió al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, con buenas palabras pero sin el tradicional apretón de manos. Tenía el gesto torcido y jugaba compulsivamente con los manos, como si se estuviera preparando para un combate en una esquina del ring. A Juncker, al que dice haber llegado a conocer «muy bien», le definió como un hombre «muy listo, muy duro, que representa bien a su país», en referencia a los 28 que, junto con EE.UU. concentran el 50 % del comercio mundial, le recordó el ex primer ministro luxemburgués. «Un número muy, muy grande», repitió Trump, siempre impresionado por los superlativos.

Juncker insistió en que son «socios, no enemigos» cuya misión es trabajar juntos. Sobre la mesa está la segunda fase de la guerra comercial que afectaría a los automóviles, después de que la primera implementada el 1 de junio impusiera un 10 % al aluminio y un 25 % al acero. La UE respondió con aranceles por valor de 3.300 millones de dólares a productos emblemáticos de EE.UU., como las motocicletas Harley Davidson o el burbon de Kentucky y preparaba otro de 20.000 millones en caso de que Trump haga realidad su amenaza de elevar al 25 % los aranceles a los automóviles europeos. Ayer era el momento de fumar la pipa de la paz.

«Igualar el campo»

Trump prefería hablar de «igualar el campo» en lugar de «imponer represalias». Su guerra comercial empieza a cobrarle popularidad entre las bases, particularmente en el sector agrícola, golpeado por la respuesta china con gravámenes a productos como la soja, el pollo o el cerdo. El martes tuvo que pedir a sus bases «un poco de paciencia». Los políticos republicanos de estados rurales clave para ganar la presidencia, como Iowa, se rebelaban contra el mandatario. Paradójicamente, el magnate que pide la desaparición de los subsidios europeos respondió a este nerviosismo con el anuncio el lunes de un plan de 12.000 millones de dólares en ayudas a sus agricultores para paliar los efectos de su guerra comercia.

El panorama era favorable para la negociación que traía en mente el presidente de la Comisión Europea. De momento, la guerra comercial parece desactivada. Toca negociar la letra pequeña

La Casa Blanca aplaza la segunda cita con Putin hasta que finalice la investigación del Rusiagate

La próxima reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin, no tendrá lugar hasta comienzos del año próximo, cuando termine la investigación de la llamada trama rusa, informaron hoy fuentes de la Casa Blanca. «Trump cree que el próximo encuentro bilateral con el presidente Putin debe tener lugar después de que haya acabado la caza de brujas de Rusia, así que hemos acordado que será después de primeros de año», señaló el asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, en un comunicado.

La expresión «caza de brujas» es empleada habitualmente por el mandatario estadounidense para referirse a la investigación que dirige el fiscal especial Robert Mueller y que tiene por objetivo dilucidar si existió algún tipo de connivencia entre el equipo de campaña de Trump y el Kremlin durante las elecciones presidenciales del 2016.

El pasado 16 de julio, Trump y Putin celebraron una cumbre bilateral en Helsinki, tras la cual la Casa Blanca informó de que el presidente de EE.UU. deseaba celebrar un segundo encuentro antes de finales de año. Según detalló el Gobierno estadounidense, esa reunión tendría lugar en Washington entre los meses de septiembre y diciembre.

La decisión suscitó cierto revuelo debido, sobre todo, a que las principales agencias de inteligencia estadounidenses tienen la certeza de que el Kremlin intentó influir en los comicios pasados.

El abogado del neoyorquino filtra la grabación sobre el pago a la modelo de «Playboy»

Michael Cohen, el exabogado de Donald Trump, filtró a la CNN la grabación en la que ambos aparecen hablando antes de las elecciones del 2016 sobre un posible pago para silenciar a la exmodelo de Playboy Karen McDougal, quien asegura haber tenido un idilio con el ahora presidente.

La grabación, cuya existencia reconoció la defensa de Trump, la realizó Cohen a escondidas de su cliente. En ella, ambos hablan aparentemente sobre un posible pago a la empresa matriz del National Enquirer, que había comprado a la exmodelo de Playboy los derechos para publicar la historia de su idilio con Trump por 150.000 dólares.

Cohen interviene en la conversación informando a Trump de que necesita crear una empresa «para la transferencia de toda esa información sobre nuestro amigo David». Ese «amigo» llamado David puede ser David Pecker, presidente de American Media, matriz del National Enquirer.

A la sugerencia de Cohen, Trump pregunta «¿qué pago?», a lo que el abogado responde: «Tendremos que pagar». Es entonces cuando se escucha a Trump decirle a Cohen «paga en efectivo», aunque según una transcripción de la conversación facilitada después por el abogado del presidente, Rudolph Giuliani, lo que realmente dijo es «no pagues en efectivo».

Esta y otras grabaciones las incautó el FBI en el registro que realizó en abril pasado a las oficinas de Cohen. La investigación busca esclarecer si los pagos violaron las leyes de financiación de campañas electorales. Antes de las elecciones, Cohen pagó 130.000 dólares -que después Trump le reembolsó- a la actriz porno Stormy Daniels. Durante el registro el FBI incautó documentos relacionados con otras dos mujeres, una de ellas McDougal. Trump lo niega todo.