El ovetense Pedro Barthe estuvo atrapado en el atasco posterior al derrumbe del viaducto, a apenas 500 metros del accidente
14 ago 2018 . Actualizado a las 19:54 h.El derrumbe de un tramo de viaducto de la autopista A-10 en la ciudad italiana de Génova, también conocido como puente Morandi, ha producido un caos en la zona. Según el último balance oficial, se eleva a 35 el número de fallecidos. Justo a 500 metros del suceso, poco después de que tuviera lugar la tragedia, estaba el ovetense Pedro Barthe, quien asegura que «hemos vuelto a nacer».
Barthe estaba disfrutando de su última semana de vacaciones junto a sus amigos. Como él venía de Francia y sus amigos de España, decidieron quedar en Génova. A su llegada, dejaron el coche en el aeropuerto y se dispusieron a recorrer la zon norte de Italia. Después de una gran semana, llega el final. Entonces bajaron a buscar el coche al aeropuerto de Génova. Ya llegando hacia la zona, en lo que Barthe estima «al poco de hundirse el puente», estaban parados en un área de servicio de Génova y empezaron a ver pasar coches de policía y ambulancias. Si bien, pensaron que sería por un accidente cualquiera. «Volvimos al coche y a los cinco kilómetros del aeropuerto empieza a haber atascos. Entonces nos sacan por la salida del aeropuerto», cuenta. Esta es la última salida que hay justo antes del viaducto que se hundió, «justo el único viaducto de esa autovía que nosotros no pasamos», sostiene. El viaducto está en el punto kilométrico 0.5, ellos se salieron en el kilómetro 1. «Abandonamos la autovía a apenas 500 metros del viaducto», comenta.
No obstante, Barthe, por fortuna, no presenció el momento del desplome. Como bien explica, «los que fueron testigos o bien estaban debajo porque se les vino encima, o bien estaban encima o lo pudieron ver de casualidad».
El asturiano publicó parte del momento vivido en su cuenta de Twitter, en la que señala que «no paran de pasar vehículos de cuerpos y seguridad del estado Italiano» y que, tras el desplome, «volvemos a nacer».
En el momento del embotellamiento nadie les explicó qué era lo que estaba sucediendo. «Yo me enteré por una notificación del móvil», mantiene. «Lo vimos todo por internet y cuando miramos que estábamos en la misma carretera del viaducto vino el susto; vimos que estábamos al lado». Pero se sienten afortunados. «Prácticamente el único viaducto que no cruzamos fue el que se hundió», cuenta. «Acojona un poco pensar que podríamos haber estado ahí. Impresiona. Y más cuando vimos el número de personas que habían fallecido».
Ahora, Pedro Barthe y sus amigos se encuentran cerca de Marsella, camino a España.
