Kofi Annan, el abanderado de la paz y la justicia

Adriana rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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ALEXANDER JOE

El ghanés, que murió a los 80 años en Suiza, fue el impulsor de un mayor papel de las Naciones Unidas

19 ago 2018 . Actualizado a las 08:26 h.

La diplomacia del mundo está de luto con la muerte del exsecretario general de las Naciones Unidas y premio Nobel de la Paz Kofi Annan, a los 80 años, en un hospital de Berna (Suiza) tras una breve enfermedad. El hombre que llegó a ser considerado la conciencia moral del mundo fue el primer subsahariano y el único funcionario de carrera de la ONU que alcanzó el máximo cargo. Nacido en Ghana el 8 de abril de 1938 en el seno de una familia adinerada, Annan ascendió rápidamente en la carrera diplomática, conociendo las entrañas de la organización desde sus inicios. Tras estudiar en Ginebra y en diferentes ciudades de EE.UU., el ghanés comenzó a trabajar para la ONU en 1962 como contable de la OMS. Años más tarde, en 1980, se trasladó a la agencia de refugiados Acnur, donde fue ascendiendo poco a poco. Después llegaron sus cargos como subsecretario general para Recursos Humanos y de Finanzas. Como jefe de Operaciones de Mantenimiento de la Paz, vivió dos de los períodos más sombríos de su historia: el genocidio ruandés y la guerra en Bosnia. Los cascos azules se retiraron en 1994 de Ruanda en pleno caos y escalada de violencia étnica. Y un año más tarde, la ONU no pudo impedir que las fuerzas serbias mataran a miles de musulmanes en Srebrenica, el enclave bosnio cuya seguridad dependía de las fuerzas de paz.

En 1996 fue elegido secretario general a propuesta de EE.UU., que se oponía a un segundo mandato del egipcio Butros Butros-Ghali. Este hecho no le impidió ser independiente con la primera potencia mundial, llegando incluso a enfurecer a Washington cuando calificó de ilegal la invasión de Irak en el 2003. «La responsabilidad de los grandes estados es servir y no dominar a los pueblos del mundo», solía decir Annan citando al expresidente Harry Truman, uno de los fundadores de la ONU. 

«Un optimista testarudo»

Sus múltiples apariciones en televisión y su activa vida social le convirtieron en lo que algunos calificaron de «estrella de rock de la diplomacia». Aquellos que le conocían de cerca definían a Annan como un ser humano «cálido y encantador», pero él prefería describirse como «un optimista testarudo». Llegó a la Secretaría General con promesas de reforma, abogando por la paz y la justicia del mundo. «La ONU se puede mejorar, no es perfecta, pero si no existiera habría que inventarla», manifestó recientemente en una entrevista en el Geneva Graduate Institute.

Fue en el 2001 cuando recibió el Premio Nobel de la Paz «por su trabajo por un mundo más organizado y más pacífico». Sin embargo, aunque agradecido, el diplomático fue muy consciente de las sombras de su gestión. Una de ellas, el escándalo del programa Petróleo por Alimentos, que salpicó a 2.000 empresas (casi la mitad de los participantes) e implicó a su hijo Kojo. Según un informe de la CIA, Sadam Huseín ganó 12.600 millones de dólares con sobornos y tráfico de crudo. Annan fue exonerado de cualquier responsabilidad, aunque la investigación reconoció que podría haber hecho más por investigar el escándalo. Pero si hubo un fracaso que el ghanés sintió con especial tristeza fue su intento de mediar en la guerra civil siria. Hasta sus últimos días se mantuvo en activo liderando varias misiones de la oenegé The Elders, fundada por Nelson Mandela. Su último acto fue precisamente la conmemoración del aniversario de los cien años del nacimiento del líder sudafricano.