Acuerdo histórico entre China y el Vaticano tras 67 años sin relaciones

AGENCIAS CIUDAD DEL VATICANO

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El papa Francisco, en el Vaticano
El papa Francisco, en el Vaticano VATICAN MEDIA | EFE

Ambos estados acercan sus diferencias sobre el nombramiento de obispos, principal motivo de conflicto entre ambas partes

22 sep 2018 . Actualizado a las 16:04 h.

El Vaticano y China han firmado un acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos, principal motivo de conflicto entre ambas partes, informó hoy un comunicado de la Santa Sede. Se trata de un acuerdo histórico entre dos Estados sin relaciones diplomáticas desde 1951.

El Vaticano no detalla el contenido del acuerdo pero afirma que «es el resultado de un enfoque gradual y recíproco, se estipula después de un largo proceso de negociaciones ponderadas y prevé evaluaciones periódicas sobre su implementación».

La Santa Sede explica que el acuerdo provisional fue firmado hoy en una reunión celebrada en Pekín por el subsecretario de Relaciones de la Santa Sede con los Estados, Antoine Camilleri, y el viceministro de Relaciones Exteriores de la República Popular de China, Wang Chao, como jefes de las delegaciones vaticana y china, respectivamente.

El acuerdo, informa el Vaticano, «trata del nombramiento de obispos, un asunto de gran importancia para la vida de la Iglesia (católica), y crea las condiciones para una colaboración más amplia a nivel bilateral».

Ambas partes comparten la voluntad de que «este acuerdo fomente un proceso de diálogo institucional fructífero y contribuya positivamente a la vida de la Iglesia Católica en China, al bien del pueblo chino y a la paz en el mundo», concluye la nota.

El director de la oficina de prensa de la Santa Sede, Greg Burke, explicó en unas breves declaraciones que «este no es el final del proceso, es el inicio». «Se ha tratado de diálogo, de la escucha paciente por ambas partes, incluso cuando las personas tienen puntos de vista muy diferentes», dijo el portavoz. «El objetivo del acuerdo no es político sino pastoral, permitiendo a los fieles tener obispos que estén en comunión con Roma pero al mismo tiempo reconocidos por las autoridades chinas», añadió.

Los lazos diplomáticos entre China y el Vaticano son oficialmente inexistentes desde 1951 por la excomunión por parte de Pío XII de dos obispos designados por Pekín, a lo que las autoridades chinas respondieron con la expulsión del nuncio apostólico, que se asentó en la isla de Taiwán.

China, por su parte, no reconoce al papa y tiene su propia Iglesia Patriótica Católica desde 1949, cuando Mao Zedong estableció en Pekín la República Popular China. Sin embargo, las relaciones bilaterales entre China y el Vaticano han visto un cierto acercamiento desde el pontificado de Francisco y ambas partes han manifestado en diversas ocasiones su voluntad de mejorar sus lazos. 

La relación tumultuosa entre China y el catolicismo

El anuncio este sábado de un acuerdo preliminar entre la Santa Sede y Pekín supone un giro para los aproximadamente 12 millones de católicos chinos, divididos entre una Iglesia «patriótica», supeditada a las autoridades, y una clandestina, fiel a Roma.

El acuerdo abarca únicamente el aspecto religioso, concretamente el nombramiento de obispos, y no significa un restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre el Vaticano y China, rotas desde 1951.

El Vaticano forma parte de los 17 Estados del mundo que reconocen al gobierno de Taiwán, la isla gobernada por un régimen rival al de Pekín desde 1949 pero cuya soberanía reivindica esta última.

Desde la elección del papa Francisco se reanudaron negociaciones entre las dos partes sobre el espinoso tema del nombramiento de los obispos, algunos de ellos designados por las autoridades chinas sin ser reconocidos por Roma.

El catolicismo se arraigó en China a partir del siglo XVI con la presencia de misioneros jesuitas, sobre todo del italiano Matteo Ricci (1552-1610). Los jesuitas supieron adaptar el cristianismo a la civilización china y el propio Matteo Ricci adoptó un nombre chino, Li Madou.

En 1951, China rompió con la Santa Sede que acababa de reconocer a Taiwán, adonde había huido el nuncio apostólico. Los comunistas chinos lo tomaron como una herejía porque consideran que este territorio es una provincia rebelde que debe volver a formar parte de la madre patria.

La verdadera ruptura llegó sin embargo el 15 de julio de 1957, cuando el régimen comunista creó una Iglesia católica patriótica («Asociación Católica Patriótica de China»).

Después de las persecuciones de la Revolución Cultural (1966-1976) contra todos los creyentes, los católicos de la Iglesia clandestina aprovecharon los años 1980 -comienzo de la apertura y de las reformas económicas- para reforzarse y en algunas diócesis se establecieron vínculos entre las dos Iglesias.

En los últimos años las autoridades chinas intensificaron la represión contra las comunidades cristianas retirando las cruces de los campanarios, cerrando y destruyendo iglesias o prohibiendo la asistencia de niños y adolescentes a misa.