¿Por qué no mejora la situación en Yemen?

La Voz

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Es el país más pobre de Oriente Medio y la situación del país se ha visto agravada desde en 2015 estallara un conflicto que ha derivado en graves violaciones de los derechos humanos

11 nov 2019 . Actualizado a las 10:41 h.

A menudo se leen en los medios contenidos relacionados con la guerra civil en Yemen pero, ¿saben realmente cuáles son sus causas? Las revueltas populares estallaron en Yemen en 2011, momento en el que el entonces presidente Ali Abdullah Saleh fue forzado a dejar el poder tras 33 años por acusaciones de corrupción y a causa de un conflicto no resuelto con los hutíes, un grupo armado perteneciente a una rama del islam.

El vicepresidente Abdrabbuh Mansour Hadi fue quien asumió el liderazgo del país tras la retirada de Saleh y este nuevo mandatario trató de abordar la reforma del Estado yemení que se comenzó a plantear durante las revueltas. Para ello, se creó una Conferencia de Diálogo Nacional en donde se presentó un nuevo mapa federal que contemplaba la división de Yemen en diferentes regiones sin tener en cuenta las reivindicaciones que solicitaban una distribución equilibrada de los recursos naturales y comerciales. Esta descompensación supuso el contundente rechazo de diferentes sectores -entre ellos los hutíes-, que aprovecharon la satisfacción popular para consolidar su control y extender su dominio territorial. Es aquí donde se produce el punto de inflexión del conflicto que se desataría en Yemen de forma inevitable.

Con el apoyo del ex presidente Saleh, contra el que habían luchado durante tantos años atrás, los hutíes asumieron el dominio de las fuerzas armadas desde Saná, la capital yemení. Tras este acontecimiento, en septiembre de 2014 el entonces presidente Hadi se vio obligado a huir junto con los miembros de su gobierno. Los hutíes se enfrentaron a los partidarios islamistas, ambos grupos armados, y Hadi acabó asumiento que la insurreción hutí era un auténtico golpe de estado a pesar de que la ONU le instaba a buscar una solcuión pacífica al conflicto.

Y aquí es donde llega la fecha clave, el 25 de marzo de 2015, cuando una alianza de estados con Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) a la cabeza, decidió intervenir para restaurar en el poder al reconocido gobierno. De esta manera, comenzó un conflicto armado que ese saldó primero con la condena a muerte de Hadi por traición el 25 de marzo de 2017. Todos estos hechos, junto con los anteriores, acabaron afectando a todo el país proliferando diferentes grupos armados. Otro punto álgido de la guerra fue la consolidación del control hutí cuando en diciembre de 2017 ejecutaron a su aliado y expresidente Ali Abdullah Saleh.

¿Qué ocurre con la población civil?

Desde el inicio del conflicto, se han producido de forma constante violaciones de los derechos humanos a la población civil de Yemen. Sus habitantes viven atrapados en medio del conflicto, sufren hambrunas y son alarmantes las restricciones que tienen para poder acceder a medicinas y alimentos.

Más de 100.000 personas han muerto desde el comienzo de las revueltas y 2019 ha sido el segundo año más letal después de 2018. Por si fuera poco, unos 2,3 millones de personas se ven afectadas directamente por la inseguridad en en país y requieren de ayuda humanitaria urgente. Ante esta situación, donar a ONG cuyas actividades se vuelcan en Yemen es de absoluta necesidad para poder garantizar a la población civil el acceso a bienes básicos -además de alimentos y medicamentos- como mantas, colchones y utensilios de cocina para poder subsistir.

El sistema de salud del país ha quedado prácticamente inexistente y la ONU advierte que unos 19 millones de yemeníes necesitan asistencia urgente y siguen en riesgo de morir de hambre. La ayuda humanitaria va llegando pero sigue siendo insuficiente para atender a todos los afectados que, por supuesto, no paran de crecer. La situación es dramática y se prolonga ya durante muchos años, Especialmente la proliferación de enfermedades como el cólera, que sigue en aumento, y por supuesto la desnutrición y la escasez de medicamentos que ya matan a más personas que los ataques bélicos.