Estamos en la época del año en la que nuestra fuerza de voluntad se pone a prueba a diario: largas comidas, platos contundentes, dulces irresistibles... Sí, el exceso de indulgencia es una de las cosas que vienen con las fiestas y que pueden pasar factura a nuestra digestión

Todos somos culpables de excedernos con la comida en estás fechas porque, bueno, ¡es Navidad! Pero cuando la acidez estomacal y los gases aparecen, nos arrepentimos inmediatamente de ese último trozo de carne o ese pedazo extra de turrón que parecía llamarnos a gritos desde la mesa y que ahora nos martiriza.

Lo mejor para no lamentarnos después es prevenir. Así que, estos días -aunque te permitas algún capricho- intenta evitar a toda costa los excesos alimentarios y entrar en esa habitual ronda de empacho tras empacho. No hay que obsesionarse, existe una diferencia sustancial entre amargarse las fiestas contando calorías y el descontrol total. Lo que debemos evitar por encima de todo es comer por comer. Pero si lo intentas y aún así tu estómago empieza a decirte basta, hay algunos remedios y alimentos que pueden ayudarte a aligerar tus digestiones más allá de la manzanilla o menta poleo.

Yogur natural

En general, los productos lácteos pueden provocar inflamación y otras molestias. Sin embargo, el yogur natural es uno de los alimentos que más favorece la digestión. De hecho, antiguamente se vendía en las farmacias como remedio para combatir diversos males digestivos. Contiene probióticos, que son bacterias buenas que viven en el tracto digestivo y que contribuyen a preservar la salud de la flora intestinal. Y aunque estas ya se encuentran de forma natural en el intestino, aumentar la ingesta a través de alimentos como el yogur puede ayudarnos reducir esa sensación incómoda y facilitar la digestión. La clave está en asegurarse de que elegimos un yogur con cultivos activos, por eso al hacer la compra es importante mirar bien el producto y leer las etiquetas.

Especias como la canela, el tomillo, la menta o el romero

Todas ellas poseen una acción carminativa, es decir, ayudan a eliminar los gases acumulados en el tubo digestivo y a aliviar la distensión del abdomen. Puedes emplearlas para sazonar tus platos y reducir la cantidad de sal que emplees o también para hacer infusiones o bebidas para hidratarte durante el día. Esta tostada con compota rápida de plátano y canela, por ejemplo, puede servir de desayuno en la mañana de Navidad si nos pasamos con la cena esta noche.

Piña

Una palabra: bromelina. Esta enzima es la razón principal por la que la piña es una de las mejores frutas para domar el malestar estomacal. Básicamente, la bromelina descompone todos los nutrientes de la proteína, favoreciendo así los mecanismos digestivos que habitan en nuestro cuerpo. Según numerosos estudios, es un potente agente antiinflamatorio, así que puede ser una buena opción después de una comida o cena copiosa. Y si se mezcla la piña con un poco de yogur natural y canela, mucho mejor.

Aunque la piña es la reina, otras frutas como el kiwi, la papaya, el mango o el plátano son también muy aconsejables para ayudarte con la digestión. Pruébalas como entrante o postre de una comida, especialmente si ha consumido proteínas pesadas como el cerdo o el cordero.

Jengibre

Esta raíz, aún poco conocida en nuestra gastronomía, tiene propiedades antiinflamatorias y antieméticas. Además, favorece la digestión, así que, si no eres muy fan de la clásica manzanilla, un té con jengibre, limón y miel puede ser una buena forma de finalizar estas fiestas y, sin duda, un oportuno sustituto del café.