Seamos realistas: pretender cambiar nuestra dieta de un día para otro no funciona. Este año, ¿por qué no intentas algo diferente y estableces pequeños objetivos manejables para que, por fin, puedas alcanzar lo que te propongas?

Ya lo dice el refrán «año nuevo, vida nueva». Para muchas personas ahora es el momento de establecer distintos objetivos para cuidar su salud, como perder esos kilos de más, seguir una dieta más saludable o comenzar a practicar deporte de forma regular. Sin embargo, la mayoría de las veces, estos propósitos son muy restrictivos y poco realistas y, al final, acabamos tirando la toalla en unas pocas semanas y terminamos haciendo las mismas resoluciones año tras año.

Para romper ese ciclo, es importante empezar poco a poco. No podemos pretender cambiar de un día para otro toda nuestra dieta, pero sí hay pequeños propósitos que podemos cumplir con facilidad durante todo el año. Fíjate pequeños cambios y cuando los hayas convertido en un hábito, pasa al siguiente, y así sucesivamente. De lo contrario, el fracaso estará asegurado.

Planifica tus comidas

Muchas veces no disponemos de suficiente tiempo para cocinar durante la semana y esto hace que se resienta nuestra dieta y que acabemos abusando de productos ultraprocesados poco recomendables para nuestra salud. No caigas en este mal hábito y pásate al «batch cooking». Con este método de cocina podrás tener listas un montón de elaboraciones que se transformarán en saludables menús para toda la semana. Además, la planificación de las comidas no solo puede beneficiar tu salud, sino que también puede ayudarle a ahorrar dinero y a prevenir el desperdicio de alimentos.

 No te saltes el desayuno

Desayunar no es comer cualquier cosa para salir del paso. Así que presta más atención y dedica más tiempo a esta comida. Un desayuno consistente te permite conseguir la energía que necesitas para toda la mañana. Ayuda también a evitar el picoteo, a mantener un peso estable e, incluso, a mejorar el estado de ánimo. Pero no te engañes: empezar el día con un simple café o té rápido no es saludable. Acompaña tu bebida, por ejemplo, con una pieza fruta y unos nutritivos huevos revueltos con espinacas o con una tostada gourmet de aguacate, leche con canela y limón y vasito de melocotón con arándanos, y ya verás como, poco a poco, tus desayunos y tú vais ganando en salud.

Reduce la ingesta de azúcares añadidos

Es mucho más fácil de lo que parece. Puedes probar a sustituir este ingrediente superfluo por miel, frutas como el dátil o emplear aromatizantes naturales como la vainilla en tus postres. De este modo rebajarás la cantidad de azúcar necesaria e incluso podrás sustituirla totalmente sin necesidad de renunciar a un buen bocado dulce de vez en cuando. Estas cookies de chocolate y avellanas son aptas para casi todos los públicos, ya que no llevan ni un solo gramo de azúcar y no contienen ni gluten ni lactosa.

Suma fibra a tu dieta

Consíguelo aumentando el consumo de alimentos vegetales. Frutas, verduras, legumbres y frutos secos son algunos de los alimentos que te ayudarán a conseguirlo y que no pueden faltar este 2021. ¿Eres de los que prácticamente no prueba la verdura? Vete poco a poco. Fija, por ejemplo, dos días a la semana e introduce las verduras que más te agraden en tus menús. Una vez que hayas conseguido este hábito vete aumentado los días y recetas en las que uses vegetales. ¿Te cuesta más consumir fruta? Entonces evita caer en la rutina y varía cada temporada, seguro que hay muchas que no acostumbras tomar y que te sorprenderán si les das una oportunidad. Y recuerda que con la fruta también se cocina, como en esta receta de lomo con peras confitadas.