Si Marty McFly hubiese aterrizado el 21 de octubre del 2015 como tenía previsto, seguro que al ver a Ramón García dando las uvas habría pensado que algo había fallado en su viaje. Claro que si hubiese programado solo un par de años más tarde su destino se habría aturdido mucho cuando comprobase que Ramón García y su Grand Prix no se habían movido de la parrilla. Esa es al menos la expectativa que el verano del 2017 nos plantea a los espectadores, o mejor dicho, la realidad que TVE ya da por hecho si nada se tuerce al comprobar la reacción del público en las redes. Y parece que no. Que la tele del futuro se ha conformado tan resesa que los guionistas de El Ministerio del Tiempo es mejor que no se estrujen la cabeza más. Que graben ahora lo que necesitan para los próximos capítulos que seguramente todo lo que a la pequeña pantalla se refiere estará vigente dentro de treinta años más. No solo no han cambiado las caras del telediario ni el incombustible Jordi Hurtado, sino que hasta cabe la opción de que Ana Obregón vuelva con el Qué apostamos. ¿Apostamos? No parece una exageración, si lo primero que se le ocurre a la televisión pública es recuperar Operación Triunfo como su gran desafío y se plantea El Grand Prix, con las mismas vaquillas, aunque con una novedad indiscutible: el concurso podremos comentarlo sesudamente en tiempo real en Twitter. ¿No es genial?