Entre tanta mala noticia, entre tanto desasosiego saber que vuelve Cachitos de hierro y cromo es una alegría. Por esa mezcla tan positiva que ha conseguido un programa musical, que ha sabido recuperar lo mejor de nuestro pasado sin que ninguna de las actuaciones que se ofrecen resulte cutre, casposa o rancia. Todo lo contrario. La mano de Virginia Díaz ajusta el casete de tal manera que la nostalgia se vuelve moderna y de repente dan ganas de hacerte una play list con todos los hits del programa. Que se puede, ojo. Porque en esa combinación tan cachito de repente se escucha a Peret -qué falta nos hace una rumba catalana- y todos a una somos un equipo olímpico en Barcelona 92. Amigos para siempre, bailando y sonriéndole al mundo el mejor de los futuros. La nostalgia tiene a su favor que consigue que todo suene bien, incluso lo que nos espantaba entonces, pero es verdad que quienes han creado Cachitos han sabido conducirlo al éxito no solo tirando de recuerdos. Hay una cuidada selección de temas, de artistas, de conciertos, de actuaciones de aquellos míticos programas -Aplauso, Popgrama, Rockpop, Música sí...- que se agradece, también por cuanto nos recuperan a nosotros mismos. Por eso saber que Cachitos arranca su quinta temporada es, además de una buena noticia, un hito para un espacio -¡de música!- que se emite -¡en La 2!- ¡el domingo! Es más que admirable. Es todo un estímulo, como las rumbas de Kiko Veneno, de donde sale su título («ponme la cinta otra vez, pónmela hasta que se arranque/ los cachitos de hierro y cromo»). Kiko Veneno, al que por cierto muchos creen andaluz, pero que nació en Figueres.