Dejarlo

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

OPINIÓN

16 jul 2018 . Actualizado a las 08:16 h.

A veces, la solución es dejarlo. Recogerlo todo, meterlo en una caja de cartón, descolgar los cuadros y embalarlos. Tomar la decisión de irse para dejarle al resto ese mismo espacio. Venirse arriba en Twitter porque este maldito mundo está en plena decadencia. Porque las cosas están cambiando y la mitad del mundo se obsesiona con eso de que algo no existe si no es nombrado. Y dejar en las redes sociales una frase lapidaria avisando de que uno lo que quiere es seguir igual. Bajarse del mundo. Quedarse parado. Sí. La verdad es que muchas veces la única opción correcta es largarse. Renunciar. Irse. Envolver lo que se rompe en papel de periódico y meter en caja todos esos diccionarios. Salir despacio y justo cuando cruzas el marco de la puerta, girarse. Que suene una música triste, recordar todo por lo que has pasado. Y después de una despedida cinematográfica, mascullar dos o tres palabrotas, agarrar la manilla y dar un portazo.

A veces, lo mejor es dejarlo. Alejarse en el momento en el que te das cuenta de que te has quedado descolgado. De que el mundo ya no camina por el mismo sendero por el que tú sigues viajando. Sí. La decisión más valiente es marcharse, limpiar el despacho. Dejar un sillón vacante hasta que vengan de nuevo a ocuparlo. Ser humilde y si el lenguaje avanza, hacerse a un lado. Así que sí. Muchas gracias por ser valiente. Muchas gracias por dejarlo.