Rosalía, tú sí que no vales

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OPINIÓN

10 nov 2018 . Actualizado a las 08:34 h.

Malamente vuelve cualquiera al pasado con todo el arte de ahora. Malamente es capaz de soportarse uno que se mire en el espejo de hace 15 o diez años, y malamente se aprobaría con la perspectiva de hoy. Por eso en este momento en que todo el mundo está rendido empalagosamente a Rosalía, la chica de las uñas que da grima, es maravilloso verla una y otra vez desafinar en el programa Tú sí que vales cuando era una estudiante de la ESO. Ese éxito absoluto de ahora, ese destello hipnótico que ha provocado en la multitud tiene el valor del empeño, del fracaso y del esfuerzo. Es reconfortante ver a la niña Rosalía desencajada en su ombliguismo, dolida en el orgullo de la que se sabe única delante de ese jurado televisivo, y compararla con la mujer en la que se ha convertido de golpe. Poéticamente dibujada como una rosa llena de espinas gracias a un márketing también espectacular. Llena de matices y de ornamentación, Rosalía se nos ha vendido como una diosa que bajó del cielo para abrirnos un camino musical nunca antes recorrido. Y nadie le va a negar ese cante jondo y esa rumba y esa estrella que lleva en forma de corona como las grandes artistas, pero debajo de las capas y de todo el barniz de belleza estratosférica hay también una cría revoltosa. La que le puso ímpetu y fracasó. La que se armó de valor, aprendió y se superó. Esa es la Rosalía que ahora vale por dos.