El impacto de «Chernobyl»

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OPINIÓN

08 jun 2019 . Actualizado a las 10:09 h.

Es una angustia. Una angustia que te va subiendo poco a poco y que te va calando por dentro. Pero también es un impacto. Cada imagen, cada palabra precisa, cada silencio. La serie Chernobyl se te agarra a la garganta y no te deja respirar, te va ahogando al mismo tiempo que van sucediendo los hechos de aquel 26 de abril de 1986, cuando el reactor RBMK número cuatro explotó en Ucrania. Chernobyl no tiene un ápice de efectismo, ni una línea de más de un guion impecable, ni un exceso de dramatismo gratuito. Y esa contención es todo un horror. Un horror que se irradia segundo a segundo en unos personajes hipnóticos, que laten en caída libre en un abismo del que ya no hay vuelta atrás. La serie de HBO es un prodigio de realismo, y esa extrañeza de lo real está contada maravillosamente bien, tanto que la realidad de hoy espanta: los periódicos rusos ya hablan de que Rusia hará su propia serie sobre el desastre nuclear porque lo que está firmado por HBO no cuenta lo que sucedió entonces, «que los servicios de inteligencia estadounidenses estaban presentes en la planta de Chernóbil cuando se produjo el accidente». En esa guerra fría de ficciones se asoma el dolor de una verdad que se ha ido construyendo de mentiras y se asoma el miedo de reconocernos en la fragilidad de los seres humanos. Chernobyl está llena humanidad. No se la pierdan.