Greta no es una histérica

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

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01 dic 2019 . Actualizado a las 10:31 h.

Estoy totalmente de acuerdo en que Greta debería estar a tratamiento de los problemas de salud que tiene y estudiando en el colegio como todas las chicas de su edad, en la medida de sus posibilidades. Estoy totalmente de acuerdo con que la exhibición que han hecho los padres de Greta es impúdica y seguro que la ha perjudicado en vez de ayudarla a recuperarse y a integrarse como cualquier chavala de su curso. No tiene sentido que esté ahora navegando en un catamarán unas olas imposibles en estas fechas de temporales por el Atlántico para llegar en un medio ecosostenible a la cumbre del clima en Madrid. Pero ella no es una histérica, porque el mensaje que lanza de que la casa en que vivimos está en llamas es real. El planeta está en peligro si seguimos golpeando a la naturaleza. La naturaleza es un púgil sonado con los golpes que ha recibido por nuestros hábitos cada vez más contaminantes y terminará por caer a la lona. El problema es que, cuando caiga a la lona y los árbitros cuenten hasta diez, los que habremos cavado la tumba de los hijos de nuestros hijos, o de sus hijos, seremos nosotros. Usted puede tener la actitud chulesca de que el asunto no le afecta, porque los efectos más graves tardarán en llegar. O empezar a darse cuenta de que hay que sofocar esas llamas que tenemos en los plásticos con los que estamos embalando nada menos que los océanos. Como a mí no me van a hacer caso y Greta ha lanzado una alerta, pero tiene tendencia a acaparar todo el protagonismo, lo que diluye su mensaje, es mejor que escuchemos a los científicos. Por ejemplo al catedrático de Física Antonio Ruiz de Elvira que en la prensa decía «vamos a la pobreza extrema si no cambiamos la forma de consumir energía». El lunes empieza en Madrid la cumbre. Ojalá no sean solo palabras vanas de políticos. Le hemos puesto precio al planeta guiados solo por intereses económicos. Pero la naturaleza tiene valor, no precio. El valor es siempre incalculable. El ecólogo marino Carlos M. Duarte advierte que las nuevas tecnologías tampoco ayudan. Alucinen con lo que dice, no es Greta, es un sabio: «Los grandes de Internet sufren de una glotonería energética profunda. Una búsqueda en Google consume tanta energía, principalmente por la refrigeración de sus servidores, como la necesaria para calentar una taza de té en un microondas». El negacionismo del holocausto de la Tierra en el que participamos solo contribuye a acelerar la muerte lenta. Más ciencia, no verborrea. Más datos de expertos que no admiten dudas: «La abundancia de insectos y aves ha disminuido al menos a la mitad debido, en parte, a pesticidas, pero posiblemente también al ruido, a algún factor más difícil de detectar como la radiación de la telefonía móvil». Nos estamos apuñalando, más allá de Greta y su ansía de púlpito y fama.