A torcer el brazo socialista

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Emilio Naranjo | Efe

19 nov 2020 . Actualizado a las 09:31 h.

Un lector de esta columna escribió ayer un brevísimo pero elocuente comentario en la página web: «¿Qué ha rectificado (Sánchez)? El indio, Iglesias, sigue meando dentro de la tienda». Cierto. Mientras este cronista escribía la crónica titulada «La gran rectificación de Sánchez», el indio permitía la formación de una especie de UTE (unión temporal de empresas) integrada por Esquerra, la ya inevitable Bildu cuyo nombre no se atreve a pronunciar Pedro Sánchez y, naturalmente, Podemos. Por ahora solo se le conoce una iniciativa: una enmienda a los Presupuestos para prohibir los desahucios hasta el año 2023. Pero la intención la verbalizó de forma expresiva Gabriel Rufián con esa boquita que Dios le ha dado: «Aquí está la antiespaña, preocupada por los derechos fundamentales». Y añadió su finalidad: «Doblegar y torcer el brazo del Partido Socialista Obrero Español».

¿Y estos son los apoyos con los que Sánchez piensa aprobar los Presupuestos? Sí, señor, estos son. Con ellos, más el auxilio ocasional de Ciudadanos y el PNV, se rechazaron las enmiendas a la totalidad. Con ellos se piensa permanecer en el Gobierno largo tiempo porque son el «bloque de investidura». Y, como me planteaba ayer Carlos Alsina, parece que con estos conspicuos miembros de la izquierda radical, liderados por un vicepresidente del Gobierno, se piensa medir las tragaderas de Sánchez y del sector mayoritario del Consejo de Ministros. Si Sánchez traga con eso, todo el monte será orégano para esa izquierda.

Y no lo digo por los desahucios, cuya extensión en el tiempo se puede discutir, pero es menos discutible una prohibición razonable mientras duren las extremas dificultades económicas de muchísimas familias. Lo digo por la intención de doblegar y torcer el brazo de los socialistas y porque Podemos esté en esa tesis. Con socios así, Sánchez no necesita oposición. Se supone que los miembros de un Gobierno participan del mismo objetivo. Se supone también que, si Iglesias y Sánchez han acordado una coalición, es natural que tengan diferencias, pero las dirimen en privado o en debate en Consejo de Ministros. Si se sale a la calle a imponer algo, estamos ante un ejemplo clamoroso de deslealtad. O ha sido desleal con Pablo Iglesias el portavoz parlamentario de Podemos, Jaume Aséns, o lo ha sido Iglesias con Pedro Sánchez. Puesto a sospechar lo peor, entiendo que, si Iglesias ha promovido o aceptado ese nuevo grupo de presión sobre el PSOE, es porque pretende demostrar que el PSOE es un partido derechizado que no atiende a los pobres y erigirse él como defensor de las clases más necesitadas. Y a Sánchez le envía un mensaje clarísimo: él, Iglesias, es quien pastorea todo lo que hay a la izquierda; él es su líder y, por tanto, la estabilidad de la legislatura depende de su persona. ¿Oído, señor presidente? Más claro no se le puede decir.