Marcelina González y Rogelio Balbín,  «Paisanos del año» de Oviedo

La Voz OVIEDO

OVIEDO

Paisanos del Año 2019 de Oviedo
Paisanos del Año 2019 de Oviedo Caja Rural

El galardón reconoce años de vida prestados al campo y una trayectoria en el entorno rural asturiano

01 jun 2019 . Actualizado a las 13:14 h.

Marcelina González, de 97 años, y Rogelio Balbín, de 96, recogerán este domingo en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo su galardón como Paisana y Paisano del año respectivamente.

El premio, cuya entrega coincide con la Feria de la Ascensión de Oviedo, reconoce años de vida prestados al campo y una trayectoria en el entorno rural asturiano. La iniciativa tiene el respaldo de la Caja Rural de Asturias y el Ayuntamiento de Oviedo, entre otros, y es una de las citas más esperadas de la feria, informa Europa Press.

Marcelina González, de Casa Mingón, en Sonande, una de las más de 300 entidades de población con las que cuenta el concejo de Cangas del Narcea, cumplía 97 años el pasado 22 de febrero.

Nació en Villar de Vildas, en Somiedo, en Casa Juanito, siendo la mayor de 9 hermanos. En su pueblo sí había escuela, pero acudió poco, pues su madre tenía que ayudar en las faenas del campo a su padre y temprano salía todas las mañanas de su domicilio, siendo ella la que se encargaba de las labores de la casa. Además su padre había quedado huérfano de madre a los 19 años, y también tenía ocho hermanos, algunos muy jóvenes, casi niños, e igualmente había que atenderlos.

Su marido, que ya había comprado una casería en Sonande, solicitó permiso a su padre para tomarla como esposa. Celebraron la ceremonia y la comida en Villar de Vildas, y tras tres horas a caballo de la comitiva, la cena y el baile, amenizado por el gaiteiro de «Villar de Regueiro», en una habitación de la casa en la que sigue residiendo, ya, en la localidad de Sonande.

En una vida marcada por el trabajo duro, tuvo dos hijas, Carmen, con la que vive, e Irene. En la braña cerca de Leitariegos lavaba y planchaba la ropa que ya bajaba lista en cestos para casa. Bajaba la leche, una parte para su uso doméstico y otra la vendían en La Chabola. Fue una de las socias fundadoras de la Central Lechera Asturiana, con un número de socio en torno al 50. No toma medicamento alguno, y hasta hace muy poco acompañaba sus almuerzos y cenas con un vasín de vino, que ahora ha cambiado por mosto.

Por su parte, Rogelio Balbín Pérez nació el 3 de septiembre de 1922, aunque en su carnet figura que lo hizo el 10 de octubre, de Beroñes, Piloña. Tuvo tres hermanos y dos hermanas. Desde niño cuidaba las ovejas y a partir de los 14 años atendía las vacas. Su pueblo era de madreñeros, su padre era uno de ellos.

Bajaba en un burro al mercado de Nava los sábados para llevar madreñas a vender. Las hacían con maderas del lugar, menos roble, casi todas. En casa había vacas y cuando se casó con Ludivina siguió los pasos familiares hasta que se jubiló y entregó todo a su hija.

Con el tiempo acudían además al mercado de Infiesto, donde en ocasiones también vendían ganado a cualquier tratante de los que recorrían los pueblos. Actualmente tiene un taller donde talla madera.