¿Tiene Oviedo un sable «fake» de Riego?

G. GUITER

OVIEDO

El sable de Riego expuesto en Madrid. Lleva la inscripción «Año de 1822. Las Cortes al General R. Riego para que lo use durante su vida». Fue entregado por la viuda a las Cortes en 1932
El sable de Riego expuesto en Madrid. Lleva la inscripción «Año de 1822. Las Cortes al General R. Riego para que lo use durante su vida». Fue entregado por la viuda a las Cortes en 1932 CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

El ayuntamiento atesora la famosa espada, mientras que el Congreso expone otra que dice ser la auténtica y que le entregó la viuda del general asturiano

03 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Un solo general y dos sables. Uno, el que el Ayuntamiento de Oviedo recibió en donación hace diez años; otro, la que el Congreso de los Diputados expone en el vestíbulo. Cuando se cumplen 200 años del levantamiento del general asturiano Rafael del Riego contra el tirano (y no muy luminoso) Fernando VII, Oviedo ha decidido prestar a Tineo su presunto sable para los homenajes que este ayuntamiento prepara. Pero el misterio sigue sin resolver.

Casi nadie, o nadie, prestó atención a esa multiplicación de las armas en 2010, cuando el párroco de la iglesia de San Juan, Fernando Rubio, regaló al ayuntamiento ovetense un sable con su vaina que, aseguró, había pertenecido a Riego. El cura explicó que un pariente del general le había entregado la espada cuarenta años antes, pero no disponía de ninguna otra acreditación. 

Lo que sí sabemos es que el sable original, según consta en la historia del Congreso, se le entregó a Riego con la inscripción: «Año de 1822: las Cortes al General R. Riego para que lo use durante su vida», tal como, efectivamente, se ve en el que está expuesto en la casa de los Diputados de Madrid.

En los turbulentos sucesos posteriores, Riego es condenado a muerte bajo la acusación de haber votado, siendo diputado, la destitución temporal de Fernando VII. La sentencia de muerte se ejecuta en la plaza de la Cebada de Madrid el 7 noviembre 1823.

Al año siguiente, dice la historia oficial del Congreso, «su viuda María Teresa del Riego dispone en su testamento que el sable fuese entregado a la Nación Española cuando se encuentre dignamente representada». Y ahí presuntamente desaparece durante unos años.

Según la cámara baja, «posteriormente extraviado el sable, al parecer es adquirido en el Rastro madrileño por Pío Valdivieso que lo lega en su testamento a las primeras Cortes republicanas». Este hecho ocurrió el 31 de marzo de 1932, en el que la viuda e hijo de Valdivieso acompañados por el Comité Nacional para el homenaje a los mártires de la libertad, hace entrega del mismo a Julián Besteiro, presidente de las Cortes Constituyentes. Los diarios Abc y La Vanguardia de fecha 1 de abril dan cuenta de este suceso, por lo que se da por hecho que ese era el sable auténtico o, al menos, el que el Congreso le dedicó.

«Desde entonces forma parte del patrimonio histórico-artístico del Congreso de los Diputados y se puede contemplar, junto con la bandera de Muñoz Torrero, en el vestíbulo de uno de los edificios de la Cámara», señalan. Si Riego tuvo otro segundo sable (posible pero poco probable) que llegó o se quedó en Asturias, es otra historia.