El pirómano, el Judas y el ejecutor

RUSIA 2018

Florentino prendió el incendio, Lopetegui traicionó a la federación y Rubiales lo destituyó

14 jun 2018 . Actualizado a las 10:16 h.

Pocos episodios tan disparatados ha vivido el fútbol español como el caso Lopetegui. Ha sido un auténtico desastre de principio a fin en el que han participado especialmente cuatro protagonistas: Florentino, Lopetegui, Rubiales y los futbolistas, encarnados en la figura de Sergio Ramos, el capitán. Cada uno con su cuota de responsabilidad, todos han contribuido a que España haya perdido muchos enteros en la cotización de favoritos para levantar la Copa del Mundo.

Florentino

Ha sido el pirómano, solucionando un problema propio y trasladándolo a la selección

Florentino Pérez prendió la cerilla que ha encendido el gran incendio que está quemando la selección en vísperas de su debut en el Mundial. La marcha de Zidane le dejó con un gran agujero que tapar. Fracasó en sus primeros intentos de fichar técnico y finalmente, sin escrúpulo alguno por las formas y sin respeto por la selección, fichó a Julen Lopetegui. Y no solo eso, sino que se dio prisa en anunciarlo a los internacionales del Real Madrid y en hacer un comunicado público para que no pudiera haber marcha atrás. Le dio igual la tremenda tormenta que ha desatado y, no solo eso, sino que además está dispuesto a celebrar la presentación lo antes posible. Pudiendo incluso coincidir con el partido de España ante Portugal. De ser así, sería el colmo de la prepotencia y de la falta de respeto al combinado nacional.

Lopetegui

De gran seleccionador, al judas de las Rozas

Clasificó a España sin una sola derrota. Llegó a recuperar la energía de un combinado que hacía no mucho daba síntomas de agotamiento. Regeneró el equipo y lo convirtió de nuevo en aspirante a la Copa del Mundo. Pero va a pasar a la historia como un técnico desleal que traicionó a la federación y todos los seguidores de España.

Son muy pocos los entrenadores que tienen la oportunidad de dirigir a una selección de su país en un Mundial. Y menos aún los que lo pueden hacer con un equipo favorito a la victoria final. No hubiera sido justo que finalmente se hubiera llevado el premio de sentarse en los banquillos de Rusia y compaginar su tarea con la planificación de la temporada blanca. En la RFEF ya le consideran un judas. Y él llora porque quiso jugar las dos barajas y se encontró con un portazo en su cara. «Estoy muy triste, pero bueno... Deseando que hagamos un magnífico Mundial y lo ganemos», apenas acertó a decir antes de iniciar el viaje de regreso a España.

Rubiales

Ha demostrado ser un líder. Bueno, o malo, pero un líder

El tiempo dirá si Rubiales es un buen o un mal dirigente, pero está claro que toma decisiones y que manda. No es seguro que su decisión de echar al seleccionador sea lo mejor de cara a llegar lo más lejos posible en el Mundial. Pero sí que logra con ella dignificar tanto el puesto, como la propia selección y la federación. Mantener a Lopetegui en el banquillo sería un mensaje de debilidad de la RFEF, una especie de devaluación del cargo de seleccionador, por mucho que fuera el Madrid quien armó el lío.

Pero Rubiales queda marcado por dos cuestiones. Una, el poco respeto que ha mostrado hacia él Florentino Pérez. Y, otra, su falta de pericia para haber evitado que esto llegara a suceder. Por la cuenta que le tiene, en la próxima ocasión blindará el contrato con mejores armas.

Los jugadores

Lucharon por Lopetegui... algunos

Una representación de la plantilla intentó convencer a Rubiales de que Lopetegui debería ser el entrenador durante el Mundial. Obviamente, esta corriente la lideraba el capitán del Madrid, Sergio Ramos. Otros futbolistas consideraban que Lopetegui había actuado mal y no veían con malos ojos su marcha. En todo caso, ahora la selección está en sus manos por completo. De su activación e implicación en la hora de la verdad dependerá que España se comporte como una de las favoritas a ganar el Mundial, o como una especie de ejército de Pancho Villa, que es lo que ahora mismo aparenta ser.

Opinión