Paolo Vasile: «La televisión que hacemos es la que la gente ve, y si no la ve, la cambiamos»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

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Vítor Mejuto

«Hablar mal de la televisión está de moda, pero meterse con una página de Internet peligrosa no es popular», sostiene el consejero delegado de Mediaset España

02 jun 2016 . Actualizado a las 17:31 h.

Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset España, cerró ayer los foros abiertos a profesionales del sector audiovisual celebrados a lo largo de este curso, en colaboración con Agadic, dentro del Máster en Produción e Xestión Audiovisual, título propio de la Universidade da Coruña que organiza la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre.

-Con el liderazgo de mayo, Telecinco suma 21 meses consecutivos como el canal con más audiencia. ¿Qué supone este dato?

-La verdadera cosa positiva de Mediaset España es la combinación de la audiencia, el coste y la facturación. En estos últimos años hemos conseguido tener la mejor audiencia con el menor coste, la combinación que hace un gran éxito empresarial. Una empresa que cotiza en bolsa tiene detrás miles de accionistas que han depositado en ella su confianza. Frente a ellos tenemos una responsabilidad. Mediaset España tiene una rentabilidad que se sitúa por encima de las empresas del sector y, en momentos de dificultad por la bajada de la inversión publicitaria, ha conseguido mantenerse en números positivos y mantener intacta su plantilla.

-La gente que critica los programas de Telecinco espera de la televisión una función social, más allá de la rentabilidad.

-Me pregunto quién es esa gente. Para mí el referente es nuestro público, que son millones de personas, no unos cuantos que, por razones de credo o frustración personal, buscan defectos en aquellos a los que les va bien. Nuestra función no es educar, ni adoctrinar; tenemos que hacer compañía a las personas, que es una función social enorme. La televisión que hacemos es la que la gente ve y cuando no la ve, la cambiamos. La única crítica que tengo en cuenta es la que viene del público cuando un programa no tiene audiencia. El resto son opiniones, que las respeto como tales, pero que no me dan ninguna indicación. No tenemos que hacer lo que nos dicen. Lo que hacemos lo decide nuestro público, porque la nuestra es una televisión popular y generalista. Estamos todo el día pensando no en lo que tenemos que decirle al espectador, sino en lo que él nos pide que le digamos.

-Se cumple un mes del arranque de nuevos canales como Be Mad. ¿Hace ya algún balance?

-Es demasiado pronto. Queremos utilizar nuestro proyecto nuevo para hacer un experimento que sea el encuentro entre Internet y la televisión. Pero necesitamos tiempo y también dinero. El proyecto Be Mad no tiene mucho que ver con los demás canales que tenemos en marcha. Be Mad es un canal en movimiento. Estamos haciendo pruebas y pilotos de una línea de productos hechos con teléfono móvil, con una línea editorial muy definida para concretar un acercamiento a la gente, que podría hacer programas para nosotros desde su casa.

-¿Considera que las nuevas concesiones de canales les han resarcido por el cierre anterior?

-No creo que una estupidez se arregle con otra. Creo que todo esto era inútil. Nos expropiaron dando la razón a un grupo de chantajistas. Podían haberlo evitado, pero no lo hicieron.

-¿Se encomienda a la selección española para rentabilizar la compra de derechos de la Eurocopa?

-Hubiésemos rezado en cualquier caso para que la selección gane, porque si uno es un tifoso es un tifoso, pero, siendo nuestra la competición, estamos en manos de Del Bosque y sus chicos. Nunca habrá un resultado malo, porque la negociación se ha hecho partiendo de una base muy prudente, como es nuestra costumbre, pero si el resultado será bueno, buenísimo o extraordinario dependerá de la selección.

-¿Cree que las plataformas de contenidos por Internet juegan en las mismas condiciones que las televisiones privadas o cambiarán el panorama?

-Jugamos a dos deportes completamente distintos, no competimos directamente. Otra cosa es que atacar a la televisión parezca siempre una cosa muy noble, porque con eso se salva el mundo, se salvan los niños, se salva la publicidad, y que de ahí se derive que nosotros tengamos una hiperregulación maniática y patológica mientras hay una total falta de control de otros medios. Mientras nuestra santa inquisición se ocupa de nosotros, hay un exceso de permisividad hacia todo un mundo donde está el verdadero peligro. Yo espero vivamente que todos los niños de España vean nuestros programas, porque la nuestra es una actividad que está regulada por el público. Si no ven la televisión, ¿qué hacen? Esto sí me preocupa. Hoy donde el niño está en peligro es cuando navega en Internet, cuando está por la calle o incluso en el colegio, por la plaga del bullying. Hablar mal de la televisión está de moda, mientras que meterse con una página peligrosa de Internet no es popular.

-¿Cree que «Sálvame», que es el centro de muchas quejas, pueden verlo los niños?

-Es un magnífico programa, pero los niños no lo ven porque no les interesa. Para ellos hacemos Boing. El niño ve estos programas solo si está obligado por la abuela. Sálvame no hace ningún daño a nadie y, aunque lo viera un niño, no le haría ningún daño. Quienes quieren controlar la vida de la gente deberían ir casa por casa a ver si la abuela está obligando al niño a ver Sálvame.

-¿En el sonado fichaje del programa de Bertín Osborne se ha pagado un precio proporcionado?

-He pagado lo justo, ese es el motivo por el que la empresa va bien. Hay una cosa que se llama coste y otra que se llama precio. Cuando un programa empieza y nadie lo ve, tiene un coste, que es el coste de producción y el beneficio industrial. Cuando tiene éxito, ese programa ya no se vende a coste, se vende a precio, como todo en la vida. Eso es algo justo, porque significa repartir el beneficio. TVE difundió nuestro contrato y, de ese modo, la gente ha podido ver que lo que pagamos por un espacio de prime time que hace un 20 % de audiencia es un precio absolutamente justo. Y ojalá haga un 40 % y tengamos que pagar más.