La Roja científica también tiene un puntal asturiano

Oriol López
Oriol López REDACCIÓN

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Carmen Martínez, investigadora asturiana de la Selección Española de Ciencia 2016.
Carmen Martínez, investigadora asturiana de la Selección Española de Ciencia 2016.

La canguense Carmen Martínez, investigadora experta en viticultura, forma parte de la Selección Española de la Ciencia 2016

06 oct 2016 . Actualizado a las 13:56 h.

No solo del fútbol vive La Roja, la ciencia también tiene su propio combinado nacional. La revista QUO y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se han encargado de anunciar «la convocatoria» de la Selección Española de la Ciencia 2016, un equipo formado por algunos de los investigadores más brillantes del país. Este conjunto tampoco es la excepción a la norma: también cuenta con representantes asturianos entre sus filas. En este caso se trata de la directora del Grupo de Viticultura en la Misión Biológica del CSIC en Galicia, Carmen Martínez. La investigadora asturiana, natural de Cangas del Narcea y que lleva 30 años de su carrera profesional dedicados al mundo de la uva y el vino, cuenta entre sus logros la labor en el campo de la ampelografía y la recuperación de viníferas de interés para el mercado.

«Es un honor y un privilegio recibir este reconocimiento y, además, compartirlo con todas estas personas -incluso con algunos candidatos al premio Nobel, como Francisco Martínez Mójica- que tienen una trayectoria tan impresionante», afirma con alegría la investigadora, que asegura que conoció la noticia de su selección justo antes del verano, ya que «alguien la propuso para ello y salió elegida». La científica al principio no se lo creía e incluso, en un primer momento, pensó que era una broma. «Me sorprendió mucho ser elegida», asegura.

Carmen Martínez comenzó a ligar su vida profesional a la vid en 1986, año en el que empezó a trabajar con este tipo de cultivo debido a que el tutor de su doctorado le propuso orientar su trabajo hacia dicha cuestión. El tema sugerido trataba sobre el comportamiento en campo de la planta de la vid in vitro, un tema «bastante pionero para la época». Aquel trabajo fue el que encauzó sus esfuerzos hasta el que sería una de sus principales líneas de trabajo e investigación: la recuperación de cepas perdidas de la vid. «Siempre estudiamos la vitis vinífera, que es aquella variedad adecuada para la producción de vino», cuenta Martínez. El proceso que se sigue para su recuperación precisa en primer lugar de una descripción botánica. Hoy día, con el ADN, la asturiana indica que pueden completar estos estudios de manera «muy buena y acertada». Completar todo este proceso lleva un mínimo de cuatro años, para luego coger las vides y ponerlas a todas en la misma parcela en igualdad condiciones, para ver como reaccionan. «Finalmente se seleccionan los ejemplares óptimos para ser plantados», relata la experta.

La vid en Asturias

La investigadora es originaria de Cangas del Narcea, y sabía de la existencia de viñedos en la zona. «Desde pequeña tenía el conocimiento de que en Cangas había vides, así que me propuse recuperar esas en primer lugar. Eran un tesoro que merecía la pena que no se perdiese y empezamos totalmente de cero, ya que se abandonaron por completo las variedades que existían a finales de los siglos XIX y XX» cuenta la científica, añadiendo que la llegada de la minería y la industria al Principado hizo desaparecer la viticultura que existía. «La vid en Asturias tiene una historia impresionante a la par que poco conocida. Siempre ha sido un tipo de cultivo de montaña y muy difícil», afirma.

La directora del Grupo de Viticultura del CSIC está segura de que los viñedos de la región tienen «recorrido y potencial» y que, dándole un buen apoyo, «se tienen que recuperar». «Hablar de vid y vino asturiano es algo que llama mucho la atención de todo el mundo, la gente se interesa. Eso hemos de saber aprovecharlo para que sea una zona con una importancia mucho mayor. Estoy segura no, segurísima, de que el vino asturiano podrá ser muy competitivo en un futuro no muy lejano», sentencia Martínez. La asturiana ha estado en muchas zonas del mundo estudiando el tema y sabe «lo que hay y lo que ofrecen, y lo que Asturias es capaz de llegar a ofertar», manifestando que «hay que estar orgullosos de lo que tenemos». Por lo pronto, podría adelantar que los vinos asturianos son de una «gran originalidad y muy distintos al resto».

Trayectoria profesional e investigaciones actuales

Ahora mismo ella y su equipo se encuentran profundizando en nuevas líneas de trabajo, como es el tema del aprovechamiento de los residuos de la vid y la producción de vino para su uso en cosmética, los biocarbones y otros campos. También se encuentran centrados en la sensibilidad de las enfermedades que atacan a la vid y como luchar contra ellas. «Poco a poco he llegado a estar rodeada de un equipo impresionante de investigadores de distintos ámbitos relacionados con nuestro objeto de estudio, ya que todo se ha ido ampliando. Tenemos muchos frentes abiertos y estudios que van en distintas direcciones», afirma la investigadora, que concluye agregando que para entrar en el «nuevo mundo» vinícola, en el que han irrumpido con fuerza regiones como California o Australia, «hay que luchar con una competencia feroz».