«Antes solo sabía cocinar tortilla de patata, pero en sartén pequeña»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

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«Si yo lo he conseguido, lo puede conseguir cualquiera», afirma el actor

15 dic 2016 . Actualizado a las 08:12 h.

Miguel Ángel Muñoz (Madrid, 1983) corrió este mes su primera maratón de Nueva York. También recogió un premio de la Fundación Aisge a su trayectoria como actor y se convirtió en ganador del primer MasterChef Celebrity. Hoy celebra mil capítulos de Amar es para siempre, serie en la que participa. «Es el mejor mes de mi vida», asegura. «Es imposible que el año que viene iguale esto, así que solo pido salud para compartirla con las personas que quiero». Y especialmente con su Tata, añade.

-Mucha gente se acostó el martes a las dos de la mañana para verle ganar «MasterChef».

-Sí, lo sé y lo agradezco un montón. Yo me acosté aún más tarde, porque era necesario celebrarlo con todos los amigos. Mi entorno y yo lo sabíamos desde hace meses, pero revivirlo ha sido muy especial. Estoy abrumado por la experiencia. Aparte del éxito de audiencia, nunca imaginé una reacción tan positiva, ni todo el cariño y la admiración. Tengo 1.500 mensajes sin leer y cada cual me emociona más.

-¿Cómo ha logrado mantener el secreto tanto tiempo?

-Fue tremendamente difícil. Al terminar la grabación, la experiencia había sido tan maravillosa que quería compartir con todo el mundo lo que me había pasado, lo que había aprendido y lo orgulloso que estaba de haber conseguido un reto imposible. He tenido que mentir bastante a personas de confianza.

-¿Es cierto que solo tenía un cazo y una sartén en su cocina?

-Cierto. Y la sartén, muy pequeñita, porque antes solo sabía cocinar tortilla de patata y en la grande no me salía. Eso era lo único que preparaba, porque me enseñó mi madre, en las temporadas que pasé en Los Ángeles. Tuve que gastarme un dineral en comprar los utensilios necesarios para poder aprender.

-¿Cómo se pasa de vivir a base de tortilla y perritos calientes a reinventar el cocido madrileño?

-Acabo de calcular las horas que he dedicado y me han salido 392. Eso significa echarle entre siete y nueve horas diarias durante siete semanas, primero en casa de un amigo. Uno de los muchos platos que preparé con él fue pulpo a la gallega. Después, trabajé en un cátering y en dos restaurantes y el resto del tiempo practiqué en casa, obsesionado con la cocina como si fuese el papel más importante de mi vida. Si lo he conseguido yo, lo puede conseguir cualquiera.

-Algo de mano e instinto habrá.

-Una cosa buena que sí tenía era paladar. Por suerte, yo empecé a trabajar con diez años y las productoras me han llevado desde muy pequeñito a buenos restaurantes. Además, mi madre tenía muy buena mano con la cocina y he comido siempre muy bien. Eso lo tenía entrenado.

-¿Qué fue lo más duro?

-Ha sido todo muy extraño, porque cada vez que cocinaba algo siempre era la primera vez que preparaba ese plato. Pero lo más extremo fue quizás enfrentarme a aquella corvina de 15 kilos más grande que yo y poder sacar en 55 minutos lomos para hacer 40 raciones. También el menú de la final.

-¿Cree que el público se ha volcado con el programa porque el reto los ha humanizado?

-Llegamos a la final cuatro actores y el público, que nos conoce por los personajes que interpretamos, esta vez nos ha visto a corazón abierto, sin filtros ni máscaras y creo que eso ha gustado mucho. También entre nosotros nos hemos conocido. Ha sido muy positivo.

-Como actor de ficción, ¿cree que en la telerrealidad hay guion?

-No considero a MasterChef telerrealidad, sino entretenimiento o talent show. En un reality hay factores muy distintos a los valores que muestra MasterChef. Por eso, entre otras cosas, decidí participar. Soy un espectador muy selectivo y este era uno de los programas que seguía. En este tipo de espacios no se puede fingir y sale la verdad de cada uno. En esta final se ha visto cómo cuatro actores hemos interpretado la mejor versión de nosotros mismos.