Su familia le obliga a casarse y lo hace, pero con su robot

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

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Un ingeniero chino experto en robótica crea una mujer artificial y celebra una boda por todo lo alto

04 abr 2017 . Actualizado a las 07:58 h.

Hace tres años la película Her se llevaba el Óscar al mejor guion original. En ella, el personaje interpretado por Joaquin Phoenix se enamoraba de Samantha, un sistema operativo encarnado por la sensual voz de Scarlett Johansson. Ayer, la realidad volvió a superar a la ficción a varios miles de kilómetros de Los Ángeles, donde tenía lugar el peculiar romance cinematográfico.

Si hace unos años el robot I-Fairy oficiaba el enlace matrimonial de una pareja en Japón, el pasado fin de semana el ingeniero chino Zheng Jiajia, experto en inteligencia artificial, daba un paso más casándose con una mujer robot construida por él mismo. No obstante, por muy avanzada que parezca estar la tecnología en algunos puntos del globo, las nupcias entre humanos y robots no están todavía contempladas por la ley. En este caso, tampoco por la legislación china. A pesar de ello, la ceremonia no dejó de ser pomposa, con banquete, regalos y el velo rojo sobre el rostro de la novia, típico de las bodas tradicionales de la cultura oriental. Al enlace acudieron, además, la madre de Jiajia, un numeroso grupo de amigos y compañeros de universidad, según informa la agencia Efe.

La novia, creada por el ingeniero en el 2016, se llama Yingying y, según el novio, que tiene 31 años, comenzó una relación con él hace dos meses. El joven, que no tenía pareja desde hace años, optó por fabricarse su propia esposa después de que sus allegados llevaran tiempo presionándole para que se casara, según explicó una vez contrajo matrimonio.

Yingying es capaz de hablar mediante una conexión a un ordenador con textos y archivos de audio almacenados, también puede reconocer fotografías y objetos, y aún no está programada para caminar, aunque su esposo y desarrollador afirma que está trabajando en ello.

Contados son los casos de personas que han decidido oficializar su relación con robots, aunque el hecho de que existan es de por sí sorprendente. Como lo era hasta hace no demasiado tiempo pensar que los robots podían sustituir a los humanos en infinidad de trabajos. Los últimos en caer, según Efe, serán camareros y cocineros de algunas cadenas alimenticias, que en el plazo de cinco años, verán cómo los avances en robótica se hacen con sus empleos. Según las previsiones de los expertos, oficinistas, comerciales o contables se verán también afectados.