Un largo viaje hacia la unidad europea que recibe el empujón de la Concordia

La Voz OVIEDO

ACTUALIDAD

El galardón apoya el esfuerzo realizado por un continente que salía de la peor de las guerras en pos de un sueño complicado, pero no imposible

21 jun 2017 . Actualizado a las 23:01 h.

«Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto, sino mediante realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho». Estas palabras pronunciadas por Robert Schuman en su declaración del 9 de mayo de 1950 dejan entrever el largo camino hacia el sueño de una Europa unida tras uno de los períodos más cruentos de la historia contemporánea. Sesenta años después de la firma del Tratado de Roma, la UE representa un modelo único de integración política supranacional con base en una asociación pacífica, progresiva y libre de sus miembros.

La suma de diversos elementos como el mercado común (libre circulación de personas, mercancías, trabajadores y capitales), la moneda única, las políticas regional, agrícola y comercial, entre otras, o las garantías de estabilidad, prosperidad y respeto de los derechos humanos, así lo ponen de manifiesto. Durante estas seis décadas se ha logrado la reconciliación franco-alemana o la ampliación de las fronteras de la Unión hacia el este de Europa, entre otros hitos.

La firma del Tratado de París en 1951 creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA): una entidad supranacional promovida por Robert Schuman y Jean Monnet, ministro de Asuntos Exteriores y comisario general de Modernización y Equipamiento del Gobierno francés, respectivamente en aquel momento. Pensada sobre la idea de que, a medida que aumentara la interdependencia económica entre los países, disminuirían las posibilidades de conflicto, la CECA regulaba los sectores del carbón y el acero de Francia y Alemania, y estaba abierta a otros Estados miembros.

Fue el antecedente directo de la Europa de los seis: Francia, Alemania Occidental, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos. Posteriormente se crearían la CEE (Comunidad Económica Europea) -a la que España se adhirió en 1986- y la CEEA (Comunidad Europea de la Energía Atómica), cuya unión se pactó en 1957 mediante el Tratado de Roma. En 1993 la CEE se convirtió en la Unión Europea (UE). Desde 2009 la UE se rige por el conocido como Tratado de Lisboa, que sustituye al intento fallido de crear una constitución europea a comienzos del siglo XXI.

En los últimos tiempos, la UE ha fomentado una relación más integradora y constructiva con vecinos como Turquía, Oriente Próximo o el norte de África. Actualmente, 28 Estados miembros y más de 500 millones de personas son beneficiarios de una integración europea que, basada en el Estado de Derecho, ha demostrado ser un proyecto de paz en sí misma. Con todo, la Unión no solo gira en torno a la paz entre naciones sino que también constituye una comunidad de valores, asentados en la libertad y la justicia.

En este sentido, la UE debe seguir haciendo frente a nuevos retos como la salida definitiva de la crisis económica y social que se vive en el continente desde hace varios años o el reciente anuncio del Reino Unido sobre su salida como Estado miembro de la Unión, que ponen a prueba a una UE en constante evolución. Desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa en 2009, la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE reúne en un único documento todos los derechos que figuraban en los tratados europeos anteriores, y desde 1998 el Parlamento Europeo apoya los derechos humanos mediante el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia. En 2012 la UE recibió el premio Nobel de la Paz por su contribución al avance de la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa.