Jorge Brazalez: «Siempre enlazo mis platos con sensaciones, vivencias y recuerdos»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

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El cocinero granadino montará un restaurante con el premio y le gustaría compaginar cocina y televisión

30 jun 2017 . Actualizado a las 08:09 h.

Eran casi las dos de la madrugada cuando el exfutbolista Jorge Brazalez (Granada, 1989) marcó el gol de su vida: ganar la quinta edición de MasterChef. En un menú denominado My Alhambra en homenaje a su tierra y alabado por su técnica, sirvió al jurado y al prestigioso chef francés Joël Robuchon gazpacho de chirimoyas, cordero Al-Andalus y postre romántico. Ayer todavía estaba digiriendo su éxito.

 

-¿Ha sido el partido de su vida?

-Ha sido sin duda el mejor momento y estoy disfrutándolo mucho. Todavía no he salido a la calle desde ayer, porque llevo todo el día haciendo entrevistas, pero estoy seguro de que la gente será muy cariñosa.

-¿Ha mentido mucho estos días para no desvelar el final?

-Estos días no, ¡estos meses! La verdad es que sí, pero no se merecía menos el programa y el esfuerzo que hemos hecho. Desvelar el secreto no habría sido justo.

-¿Estaba tan tranquilo como parecía en la final? Llegó a decir que se veía ganador.

-Es que si no te ves ganando algo es imposible que lo logres. Yo tenía mucha confianza en que podía conseguirlo.

-¿De dónde nace su afición por la cocina?

-Siempre he cocinado en un entorno muy familiar y de andar por casa. Se me ocurrió presentarme y lo intenté en la cuarta edición, pero no llegué a tiempo. Así que me propuse que en la quinta lo haría en los plazos.

-¿Cuál es su plato estrella?

-Me gusta mucho la cocina árabe y el marisco. También guisos, ensaladas, pasta y cordero. Tengo un abanico muy amplio, porque me gusta comer de todo.

-En la final, Edurne representaba la cocina más tradicional y Nathan, la más innovadora. ¿En qué punto se encuentra usted?

-Creo que yo estaba situado entre Edurne, que es tradicional, y Nathan, que es pura vanguardia. Estoy en el medio, porque tengo tradición y cocina de origen, pero también le doy una vuelta en cuanto a innovación.

-Al presentar su postre, llamado «El beso de Jorge», Nathan dijo que se lo estaba montando usted muy bien para ligar este verano. ¿Es necesario envolver los platos en una historia?

-Nathan y yo siempre estamos de broma, porque hemos hecho una hermandad increíble. Pero yo cuento una historia y un cierto cuento con lo que quiero transmitir con mis platos porque si no me parece una cocina muy plana. Por eso los enlazo con sensaciones, vivencias y recuerdos.

-Por su relación con Miri ante las cámaras hay quien los compara con los Chenoa y Bisbal de «MasterChef».

-Es muy agradable como anécdota, porque hemos vivido una historia muy bonita, un romance en los fogones. Es verdad que no sabemos qué va a pasar, pero estamos unidos y a ver qué nos depara. Ahora cada uno tenemos nuestras cosas y cuando podamos coincidir, perfecto.

-En la prueba celebrada en Santiago triunfó cocinando pulpo con cachelos y lacón con grelos. ¿Era su primera vez?

-Había comido muy buenos pulpos y muy buen lacón, pero era la primera vez que los preparaba. No era fácil que saliera así de bien con un equipo tan reducido, solo Nathan y yo, porque Miri salió un rato a comprar. Íbamos contra cuatro, así que fue una victoria muy bonita y redonda para pasar a semifinales.

-¿Fue fácil dar con el punto exacto de cocción?

-Fácil no hay nada. La dificultad que se ve en el programa no es la real, porque una prueba de tres horas se condensa en veinte minutos. Ahí pasan muchas cosas que en la pantalla se acortan.

-¿Qué ve ahora en su futuro?

-Iré al Basque Culinary Center para aprender todo lo que me falta y más. Y el dinero del premio lo invertiré en montar un restaurante o un negocio. También me gustaría combinar la cocina con la televisión.