«Sí, el café puede alargar la vida»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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Antonio Agudo es el coordinador en España de un estudio europeo realizado en más de medio millón de personas durante 16 años que revela que tomar tres o más tazas al día reduce el riesgo de muerte

12 jul 2017 . Actualizado a las 07:52 h.

Beber tres o más tazas de café al día reduce el riesgo de mortalidad prematura. No solo no es malo, sino que está asociado a un menor riesgo de fallecimiento por cualquier causa. Así lo indica el mayor estudio jamás realizado hasta la fecha, en el que se siguió durante 16 años en diez países europeos a 521.330 personas de más de 35 años. Los resultados, publicados en Annals of Internal Medicine, coinciden con los de otro trabajo realizado en Estados Unidos, y aparecido en la misma revista científica, en el que se examinó a 185.000 personas de distintos grupos étnicos. El efecto benéfico de la bebida fue el mismo en afroamericanos, nativos americanos, asiáticos, latinos o blancos. «Los resultados son bastante consistentes en los dos estudios: existe una reducción moderada de la mortalidad», explica Antonio Agudo, investigador del programa de Epidemiología del Cáncer en el Instituto Catalán de Oncología (ICO) y coordinador del estudio en España.

-¿El café alarga la vida?

-Bueno, lo que decimos es que tomar tres o más tazas de café al día está asociado con una menor mortalidad. Pero, si le damos la vuelta, sí, podría decirse que el café alarga la vida.

-¿Cuánto?

-No lo podemos decir con certeza, porque se estudian muchos factores, pero se observó que los hombres con un elevado consumo de café tenían una probabilidad de morir en el plazo estudiado, de 16 años, un 12 % menor que quienes no consumían la bebida. Y en el caso de las mujeres la diferencia es del 7 %.

-¿Con este trabajo se limpia la imagen que apuntaban algunos estudios publicados hace años sobre el efecto perjudicial del café si se tomaba en exceso?

-Es cierto que los estudios de hace años indicaban que el café podía ser un factor de riesgo general. Y a principios de los 90 incluso se llegó a decir que podía tener un efecto cancerígeno, algo que nunca se demostró. Pero esos resultados se hicieron con muestras pequeñas que no podían explicar todos los factores que ahora vemos. Y luego hubo otros trabajos posteriores en los últimos años que ya apuntaban a que el café se asociaba a una reducción de la mortalidad.

-¿Cuántos cafés deberían tomarse para conseguir el efecto beneficioso?

-Nosotros no hacemos recomendaciones. Para ello debería reunirse un panel de expertos para realizar un análisis de los distintos estudios publicados y determinar si es posible realizar una recomendación. Nosotros lo que vimos es que tomar tres o más cafés al día presenta efectos favorables para la salud.

-¿Hay algún tipo de preparado que refuerce su beneficio?

-El efecto que vemos es bastante homogéneo en todos los países, en los que el café se prepara de una forma muy diferente. El efecto se ve igual tanto si se toma solo como descafeinado, por lo que creemos que la cafeína no es la sustancia determinante, aunque sí puede influir.

-¿Qué sustancias creen, entonces, que pueden ser las que tengan el efecto terapéutico?

-La cafeína puede tener un papel, pero seguramente no sea el más importante. El café tiene polifenoles, que se ha visto en muchos estudios que pueden proteger ante distintas enfermedades porque mejoran la función hepática, la capacidad antiinflamatoria, son antioxidantes y reducen la resistencia a la insulina, un factor que está asociado a la diabetes y la obesidad. En general, lo que se ha visto con el café es que reduce la mortalidad global porque disminuye el riesgo de muchas patologías.

-Sí, ¿pero frente a qué patologías ofrece un mayor beneficio?

-Los efectos más fuertes se ven en las enfermedades del aparato digestivo y en las patologías cardiovasculares.

-También se asocia con una mejor función hepática o un menor riesgo de cáncer o diabetes.

-Sí, tiene efectos positivos en patologías muy variadas, pero en lo que se ve un efecto más marcado es en el aparato digestivo, en enfermedades como el colon o las gastrohepáticas, y en patologías cardiovasculares.