Restaurantes que cobran por el mantel, por el hielo o por pasar más la carne

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XOAN CARLOS GIL

Facua recopila en un libro los timos que más indignan a la población y dedica un apartado a los que se viven en bares y restaurantes

22 ago 2017 . Actualizado a las 13:58 h.

«Servicio de lavandería, 1,75 euros» Es el precio indicado en el tíquet que recibieron los clientes de un restaurante por utilizar el mantel sobre el que comieron. «Se trata de una práctica tan ilegal y absurda como que cobraran un extra por limpiar la mesa, por que los vasos no estuviesen sucios o por el afilado de los cuchillos», destaca Rubén Sánchez, portavoz de la asociación de consumidores Facua y que acaba de publicar el libro Timocracia.

Este manual intenta recopilar anécdotas y situaciones indignantes que sufren cada día los consumidores en muchos ámbitos de su vida diaria; y dedica un apartado especial, el capítulo 5, a los «Bares para no volver». A lo largo de sus páginas, desgrana una treintena de situaciones que, como él mismo advierte, «pueden pasarte en un restaurante para que decidas no pisarlo nunca más».

Cobrar un precio extra cuando se pide hielo para un refresco, incluir los cubiertos en la factura o exigir el pago de un donativo para la limpieza de los baños son otros de los abusos más surrealistas de esta lista, que también hace referencia al cobro de un suplemento por solicitar que pasen un poco más la carne, o que indiquen «precios según mercado» para carne, marisco o pescado, sin aclarar la cuantía real.

¿Aplicarán un descuento si pides la carne casi cruda? Obviamente, ni se te ocurra aceptar esa tomadura de pelo

Alerta Rubén Sánchez de una práctica bastante generalizada en muchos locales de hostelería que puede rozar la ilegalidad, como es no incluir el IVA en los precios publicados, sin que los usuarios tengan que realizar ninguna operación matemática para averiguarlos. También cuestiona esos productos «fuera de carta» tan habituales en locales de hostelería: «Si no aparecen ni en la carta que nos entregan en la mesa ni en una lista de precios perfectamente visible en el local, estás en tu derecho de negarte a pagar cantidades que consideres abusivas. Como mucho, puedes ofrecerte a abonar precios que se equiparen a los de otros platos que sí están por escrito».

También advierte del peligro de los «platos trampa»: ofrecen un tipo de carne o pescado y sirven otra especie más económica: acedías por lenguado, pota por calamar o vaca por buey. Por no hablar de las fotografías de productos que distan con la realidad, algo que Sánchez recuerda que ocurre especialmente en grandes cadenas de comida rápida.

Y recuerda que un restaurante no puede vender medicamentos: «Pides una pastilla para el dolor de cabeza y te la incluyen en la cuenta. No solo no pueden cobrártela, sino ni tan siquiera dártela. Solo las farmacias y los centros sanitarios pueden suministrar medicamentos».