Suicidio en Saturno, «Cassini» se desintegra en su atmósfera

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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Xavier Fonseca

La maniobra pone fin a una de las misiones espaciales más exitosas

15 sep 2017 . Actualizado a las 14:45 h.

Fue un auténtico suicidio espacial. La sonda Cassini se ha precipitado sobre Saturno para desintegrarse por completo en su atmósfera, lo que puso fin, veinte años después, a una de las misiones orbitales más exitosas de la historia y que ha cambiado para siempre la comprensión del gigantesco planeta gaseoso, de sus enigmáticos anillos y de sus preciadas y fascinantes lunas. Es también el mejor ejemplo de cooperación para la exploración del sistema solar, ya que el proyecto aunó el esfuerzo de la NASA y de la Agencia Espacial Europea (ESA), así como la intervención de 27 países en el diseño y fabricación del equipamiento científico que ha desvelado alguno de los secretos mejor guardados del astro y su entorno. 

El final de Cassini fue el de una muerte anunciada. Y, sobre todo, programada. A la sonda, después de 20 años de su despegue de la Tierra y de trece de exploración de Saturno y sus lunas, apenas le quedaba combustible para mantener su actividad. Si se dejara la nave a su suerte existía el riesgo de que se precipitara sobre sus satélites, donde es posible que exista algún indicio de vida, posibles muestras biológicas que los científicos quieren preservar a toda costa y que no se contamine con los restos de la nave. Por eso se decidió precipitarla, en una minuciosa operación programada. Su descenso a la atmósfera de Saturno fue un movimiento en el que transmitió la Tierra su última y valiosa información, aunque no tomó fotos. Se perdió toda conexión con la sonda

«Cassini dio a conocer muchas primicias científicas y eso continuará, porque los instrumentos recogerán las muestras de la atmósfera de Saturno hasta el último segundo», desveló ayer Linda Spilker, una de las responsables de la misión. 

Posible vida en Encelado

Atrás quedan varios hitos que han entrado a formar parte de la historia espacial, como el ocurrido el 14 de enero del 2005, cuando la sonda europea Huygens, transportada por Cassini, su nave nodriza, se posó en la superficie de la luna Titán, con lo que se convirtió en la primera en aterrizar sobre un astro del sistema solar exterior. 

Más tarde, la misión reveló en esta luna un paisaje sorprendentemente similar al de la Tierra bajo su densa y brumosa atmósfera, rica en nitrógeno, con costas y canales fluviales excavados por un mar de metano líquido en lugar de agua. Excepcional también fue el hallazgo de un vasto de océano líquido en el satélite Encelado, un claro aspirante a albergar algún indicio de actividad biológica. Con un océano global, una química única y un calor interno, Encelado se ha convertido en el cuerpo celeste más prometedor en la búsqueda de vida en otros mundos, por lo que la actual misión tendrá continuidad.

Cassini también ha mostrado como nunca antes se había observado la complejidad de los anillos de Saturno, que ahora ya se consideran como un laboratorio natural para los procesos que forman los planetas. Son una especie de mini sistema solar.