Los niños neandertales crecían como los humanos actuales

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN

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Su cerebro se desarrollaba durante más tiempo que el «Homo sapiens»

29 mar 2019 . Actualizado a las 19:37 h.

Hace tan solo menos de una década se consideraba una auténtica herejía científica sugerir tan siquiera que los neandertales pudieran cruzarse con los humanos. Pero el dogma que lo sostenía se derrumbó como un castillo de naipes, al igual que otros asociados al primo más cercano del hombre. Las últimas investigaciones han dulcificado su imagen, incluso la han humanizado. Eran sociables, enterraban a sus muertos, tenían capacidad para hablar e incluso algunos eran pelirrojos. Esta nueva visión se apuntala ahora con un estudio liderado por científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) realizado a partir de un hallazgo excepcional: un esqueleto casi completo de un niño neandertal de 7,7 años descubierto en la cueva de El Sidrón, en Asturias. Existen muy pocos fósiles en el mundo que documentan el paso entre la etapa infantil y juvenil de esta especie, y menos aún tan bien conservados. El análisis de los restos permitió definir el patrón de crecimiento de los neandertales. Y ahí surgió la primera sorpresa. Se esperaba que su edad biológica, que se determinó a partir de un análisis histológico de una muela del pequeño, estuviese por encima de la cronológica. O, lo que es lo mismo, que fuese más maduro que un sapiens, que estuviera más cerca de convertirse en un adulto. Pero no, su patrón de crecimiento es idéntico al de un humano actual. «Crece como un niño humano moderno», asegura Luis Ríos, uno de los autores de un trabajo que publica Science. Es el hecho probado, pero a partir de ahora vienen las hipótesis. «El hallazgo -añade el científico- podría tener más implicaciones, porque lo que define a los humanos actuales es su patrón de crecimiento. En los niños se ejerce una crianza cooperativa, son dependientes, lo que implica un ambiente social y cognitivo particular que también pudo darse en los neandertales».

Al margen de las hipótesis, el estudio ha arrojado otra importante sorpresa. Nuestros primos los neandertales tenían un considerable crecimiento cerebral a la edad de siete años, si se compara con el de nuestra especie. Pero aquí caben precisiones. «No es que tengan un cerebro más desarrollado que el nuestro a la edad de 7 u 8 años», matiza Antonio Rosas, otro de los autores de la investigación. «Hemos descubierto -dice- que su cerebro aún estaba creciendo a los 7,7 años. Esto es algo diferente a lo que ocurre con el Homo sapiens, en los que el cerebro deja de incrementar su volumen más o menos a los seis años». Esto supone -añade Rosas- que su cerebro crecía durante algo más de tiempo, posiblemente para alcanzar su mayor tamaño y darle al organismo la capacidad de completar su mayor tamaño corporal.

Existen otras diferencias entre el niño neandertal y su homólogo humano. Se localizan en la columna vertebral, menos desarrolladas que en las de su equivalente sapiens, ya que algunas de sus vértebras todavía no se habían fusionado. «El estado de maduración de su columna se correspondería con la de un niño de entre 5 y 6 años», aclara Luis Ríos.

El niño de El Sidrón, cuyos restos se encontraron al lado de su madre, pesaba sobre 26 kilos y medía 111 centímetros. No se sabe de qué murió, pero los expertos creen que la causa del fallecimiento pudo ser la malnutrición o alguna enfermedad.