Marilyn Manson apunta a un periodista con un arma durante una entrevista

C. Barbería

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El artista, de gira promocional de su nuevo álbum, también sujetó por los testículos al reportero

23 sep 2017 . Actualizado a las 20:44 h.

Marilyn Manson le hizo pasar un mal trago. Por suerte el arma era de juguete. Pero Alexis Petridis, redactor de The Guardian, desconocía este pequeño detalle cuando abrió la puerta del hotel de Berlín en que había sido citado con el artista y este, escondido tras la puerta, se le echó encima y le colocó una fría pistola en el cuello. El «asalto» formaba parte de una broma, parte del personaje del que a continuación hablaron largo y tendido el redactor musical del diario británico y el excéntrico artista, en plena gira promocional de su último disco. En ello estaban, charlando sobre esa figura oscura, casi satánica, que imaginamos al escuchar el nombre de Manson, cuando este se puso en pie, se acercó a Petridis, y le agarró sin pudor los genitales. Aparentemente, el gesto de Brian Hugh Warner -así es cómo realmente se llama- pretendía demostrar que la persona y el personaje son básicamente uno.

La entrevista a Marilyn Manson, que rápidamente se convirtió en pasto de redes sociales, fue cuando menos insólita y de ella, entre otras cosas, se puede extraer así una firme conclusión: que el personaje sigue ahí, que los años no han calmado al sujeto ideado para ponerse tras el micrófono. «Conocí al gran Marilyn Manson. Hablamos, bebimos, me apretó los testículos y me ofreció luchar con él», publicó el reportero de The Guardian en Twitter. 

Pero además, Marilyn Manson y Alexis Petridis hablaron de música, del nuevo trabajo de banda de metal y de cómo un episodio casi acaba con su carrera profesional. El 20 de abril de 1999, dos alumnos del instituto de Columbine irrumpieron armados en el centro y mataron a 12 compañeros y a uno de sus profesores. Poco más tarde, se hizo público -a pesar de no confirmarse nunca- que los chavales solían escuchar la música de Manson. «Honestamente, el suceso de Columbine destruyó toda mi carrera en ese momento», confesó el artista a The Guardian

Marilyn Manson llevaba ya entonces la cruz encima. Asociaciones religiosas se dedicaban a criticar con insistencia la música y la puesta en escena de la banda, a la que tachaban, como poco, de satánica. Se corrió la voz de que en sus actuaciones se llevaban a cabo rituales diabólicos con violaciones incluidas, que se drogaba a los presentes.

En el 2014, uno de sus conciertos fue cancelado en Novosibirsk, tercera ciudad más poblada de Rusia, al considerar su espectáculo como un insulto a los creyentes ortodoxos y una promoción del sadomasoquismo. Cientos de activistas religiosos habían protestado contra la actuación, al considerar que Manson insulta a los creyentes. «Las actuaciones de Manson parecen un parque de atracciones con una inclinación sadomasoquista», dijo uno de los activistas.

Tras la matanza de Columbine, el vocalista recibió además amenazas de muerte. Muchas. Todos los días. Tantas que la presión acabó pasándole factura: «Me subía al escenario, rompía botellas de cerveza, me cortaba, me metía en la multitud y golpeaba a la gente». 

«Mi padre me dio el mejor consejo: 'Si la gente te fuese a matar, hijo, no te lo dirían de antemano'», recordó. «De todos modos, me lo busqué -añadió-. No haces un disco llamado Antichrist Superstar sin esperar que la gente te odie». El tiempo ha pasado y Marilyn Manson, hoy más relajado, menos furioso, presenta ahora Heaven Upside Down, un álbum que él mismo describe como «punk-rock duro», del que ya conocemos tres canciones, dos pistas hechas públicas este año y otra anticipada el pasado con un vídeo en el que aparecía un doble de Trump decapitado.

Estará menos enfadado. Pero Marilyn Manson sigue igual de provocador.