Richard J. Evans: «Los historiadores debemos levantar la voz para decir que la verdad existe»

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BENITO ORDOÑEZ

El prestigioso historiador publica una monumental historia del siglo XIX, cuando Europa dominaba el mundo

02 oct 2017 . Actualizado a las 09:14 h.

Es uno de los historiadores más reputados del mundo, especialista en la Alemania nazi -a la que ha dedicado una aclamada trilogía- y también en el siglo XIX. Sir Richard J. Evans (Woodford, Reino Unido, 1947) publica La lucha por el poder. Europa 1815-1914 (Crítica), un monumental volumen de mil páginas sobre una época en la que «se produjeron cambios muy rápidos y dramáticos en todos los aspectos de la vida».

-¿Por qué ha elegido ese período, desde el final de las guerras napoleónicas al inicio de la Primera Guerra Mundial?

-Porque fue la época en la que Europa dominaba el mundo, no lo hizo antes ni lo haría después. Eso da unidad al período. También porque entre 1815 y 1915 la paz se mantuvo más o menos en Europa, hubo guerras cortas y limitadas, con un número reducido de naciones implicadas. No hubo ninguna guerra europea y global, mientras que en el siglo XVIII los conflictos entre Gran Bretaña y Francia se libraban a nivel global. En 1914 volvió el conflicto global con la Primera Guerra Mundial.

-El siglo XIX es el gran olvidado de la historia. ¿Por qué?

-Creo que nos hemos obsesionado con el fascismo y el nazismo y más recientemente en la cultura popular encontramos representaciones de la Edad Media muy emocionantes, como Juego de Tronos o El señor de los anillos. El siglo XIX resulta soso a mucha gente y con mi libro lo que intento es devolverle la vida, convencer a los lectores de que es un momento de la historia muy emocionante que nos resulta familiar. Muchas de las cosas que experimentamos tienen su origen en el siglo XIX. Hay acontecimientos sorprendentes y personajes fascinantes.

-¿Cuáles fueron los aspectos más negativos del siglo XIX?

-El dominio europeo del mundo trajo el desarrollo económico, pero también una gran explotación de la población indígena. Al final del siglo, la expansión del racismo y del darwinismo social significan que cada vez más las élites europeas piensan que las demás razas son inferiores y no pueden mejorar. Cuando das por hecho que los otros son inferiores o incluso no son humanos se abre el camino al genocidio, que preludia las grandes masacres que llegarían después.

-¿Qué podemos aprender del siglo XIX para el mundo actual?

-Fue un siglo de paz basado en la cooperación internacional; los problemas se solucionaban en congresos y conferencias, empezando por el de Viena. Cuando ese sistema se vino abajo llegó el desastre de la Primera Guerra Mundial. Hoy es más importante que nunca la cooperación internacional para solucionar los problemas. Es muy peligroso defender que cada país debe perseguir sus propios intereses sin tener en cuenta a los demás. Y eso es lo que está haciendo Donald Trump.

-Usted ha comparado sus ataques a los medios de comunicación con los que hizo Goebbels, el ministro de Propaganda nazi.

-Una de las características más perturbadoras de la política actual es que los políticos creen que pueden ignorar los hechos, contar mentiras y salirse con la suya. Eso se puede aplicar a los que hicieron campaña por el sí en el Brexit y también a Trump. Por eso, es más importante que nunca que los historiadores y los medios de comunicación levantemos la voz y digamos que son mentiras y que la verdad sí existe y que deberíamos tenerla en cuenta en la política. Internet ha cambiado la manera en que afrontamos el discurso público al poner todas las opiniones al mismo nivel, sin importar lo extremas o poco basadas en los hechos que estén.

-¿Cómo valora la situación en Cataluña?

-Desde el crash económico del 2008 asistimos a una revuelta antiglobalización. Mucha gente se siente lejana del proceso de toma de decisiones, quiere tener más control sobre lo que está pasando. Los que apoyaron el Brexit echan la culpa a Bruselas, creen que devolver el poder a Londres hará que los británicos puedan controlar mejor sus destinos, los nacionalistas escoceses piensan que será así si trasladan el poder a Edimburgo. Pasa igual en Cataluña.

-¿Qué efectos tendrá el «Brexit»?

-Si se materializa supondría un gran daño para la economía, la cultura y la sociedad británicas. Ya ha sacado muchos de los demonios ocultos: racismo, xenofobia y aislacionismo.

«En Trump resuenan ecos de las políticas de los nazis»

Richard J. Evans fue testigo en la causa por difamación que emprendió el filonazi David Irving contra Deborah Lipstadt, una académica que le había acusado de negacionista y de falsificar la historia. Ese caso se ha llevado al cine en la película Negación, en la que el actor John Sessions interpreta a Evans. El juez condenó a Irving a pagar más de dos millones de libras por las costas del proceso.

-¿Por qué el nazismo sigue obsesionando y fascinando hoy?

-Porque es el ejemplo más extremo en la historia de genocidio, asesinatos masivos, racismo, deseo de conquista, guerra total, dramatiza muchas de las tendencias de la sociedad moderna, incluso en nosotros mismos. Nos permite preguntarnos qué hubiéramos hecho en la Alemania nazi y eso nos ayuda a decidir qué haríamos si surgen figuras autoritarias y dictatoriales en la política. Nos demuestra que deberíamos resistirlas.

-¿Se puede comparar a Donald Trump con Adolf Hitler con rigor histórico?

-En primer lugar hay que decir que la historia nunca se repite. Pero creo que resuenan ecos. Por ejemplo su rechazo a la Constitución, a la prensa libre, a los jueces, a la forma que alienta la violencia de los que le apoyan, su racismo, todo esto resuena a las políticas nazis. Pero también hay diferencias, él no está en una posición en la que pueda llevar a cabo sus políticas porque la Constitución americana tiene tantos controles que se lo impide. Hitler era un producto de la Primera Guerra Mundial y tenía cientos de miles de fuerzas de asalto en la calle linchando a sus oponentes. Trump, no. Creo que estamos en una situación muy peligrosa en el mundo porque tenemos un Estado gamberro, Corea del Norte, y un presidente americano que no sigue las leyes normales de la diplomacia internacional. Nunca ha habido una época en la que el futuro haya sido tan incierto.