Los soldados que nadie quiere

Patricia Calveiro Iglesias
p. Calveiro REDACCIÓN / LA VOZ

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El vacío legal que existe en España deja los cuerpos de los caídos en combate en manos de quien los descubra

12 oct 2017 . Actualizado a las 09:28 h.

Lucharon en la primavera de 1938, en una de las batalla olvidadas de la guerra que dividió a España. Se vieron sorprendidos por la artillería enemiga. Murieron en combate. Sus cuerpos permanecieron enterrados durante décadas, bajo la tierra árida de un pueblo perdido en el mapa. Y, para cuando fueron encontrados, ya nadie los quería.

Esta es la historia de los trece soldados de Abánades. Fueron descubiertos, por casualidad, en unas excavaciones arqueológicas sobre la Guerra Civil en Guadalajara que llevó a cabo el Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit-Santiago). «No íbamos buscando restos humanos», explica el científico del CSIC que dirigía los trabajos, Alfredo González Ruibal. Pero allí estaban.

«Varios de los cuerpos se encontraban totalmente destrozados por el fuego de la artillería, lo que hizo imposible identificarlos», indica. Con los otros, no hubo más suerte: «Descubrimos evidencias de la forma que habían muerto. Dos presentaban heridas de fuego, quedaron malheridos por los impactos de la metralla, pero los remataron los del bando contrario con un tiro».

Trece sin nombre. Alguno casado. Llorado por su mujer, la que en su día le puso una alianza de oro inscrita con una erre que llevó en el dedo hasta el fin de sus días. Otro se encontró con la muerte a cientos de kilómetros de su casa. Todavía llevaba una medalla del Cristo de la Agonía de Limpias al que probablemente se encomendó antes de la batalla el cántabro, aunque de poco de le sirvió. Como tampoco salvó a su compañero la imagen de san José que llevaba prendida del pecho con un imperdible.

Nada de ello sirvió para identificarlos. Nadie los reclamó. Y sus restos están ahora en un limbo terrenal, en Compostela, donde se llevó a cabo la investigación científica. «El problema es que no hay legislación al respecto. Todos los países europeos tienen un protocolo en caso de aparición de caídos en combate, pero España no tiene un marco normativo equivalente, solo existe en Cataluña y en el País Vasco, pero tiene un ámbito autonómico. La decisión de qué hacer con ellos, queda en manos del arqueólogo responsable de su hallazgo», señala González Ruibal.

«Ninguna institución quiso hacerse cargo», continúa el investigador del Incipit. «Se escribió al Ministerio de Defensa, pero se desentendieron del asunto. Dicen que no entra dentro de sus competencias». En este caso, los trece soldados eran del bando franquista y volverán al lugar donde vieron por última vez el color del cielo. Donde nadie los pudo llorar.

El equipo gallego que halló a los trece hombres en Guadalajara les dará allí sepultura

Por iniciativa del Instituto de Ciencias del Patrimonio, los trece soldados hallados en las excavaciones arqueológicas de Abánades tendrán sepultura. Está previsto que los restos de los combatientes de la Guerra Civil sean trasladados el viernes desde la capital gallega hasta Guadalajara, al no haber sido identificados ni reclamados por nadie. Permanecerán en el Museo de la Guerra Civil de la localidad guadalajareña y serán enterrados en marzo, coincidiendo con el 80.ª aniversario de la Batalla Olvidada, en el lugar donde aparecieron.

La decisión sobre qué epitafio poner, si debería haber tumbas individuales o qué tipo de ceremonia convendría celebrar se tratarán en una tertulia, el sábado en el centro cultural Conde Duque de Madrid. El traslado se enmarcará en el programa europeo Nearch, en el que artistas internacionales dan visibilidad a la compleja relación entre restos arqueológicos y la sociedad actual.