Investigadores gallegos identifican genes relacionados con el proceso de infección del virus respiratorio sincitial

Efe

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SANDRA ALONSO

Es la segunda causa más importante de muerte en la infancia. Es la primera vez que se aborda la enfermedad analizando el genoma entero de los pacientes

21 nov 2017 . Actualizado a las 17:09 h.

Investigadores de la Universidade de Santiago (USC) y del complejo hospitalario universitario compostelano (CHUS) han logrado nuevos hallazgos en la comprensión de las causas de infección del virus respiratorio sincitial (VRS). De este modo, han identificado genes que están relacionados con el proceso de infección y con la severidad de la enfermedad.

Según informa la USC, el virus respiratorio sincitial representa «la causa más importante de enfermedad en las vías bajas respiratorios en niños, aunque no afecta únicamente a este grupo de edad». Así, se estima que 30 millones de menores de cinco años sufren cada ejercicio esta infección y, aproximadamente, 200.000 fallecen como consecuencia de este virus, lo que la convierta en la segunda causa más importante de muerte en la infancia.

Casi toda la población infantil ha sido portadora del virus aunque «solamente un porcentaje de los portadores desarrolla una enfermedad seria, situación en la que la mayoría de los enfermos precisa hospitalización por las complicaciones de la infección», ha aclarado el profesor de la Facultad de Medicina de la USC y líder del grupo GenPoB del Instituto de Investigaciones Sanitarias, Antonio Salas Ellacuriaga, y el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago y líder del grupo GenVip del mismo instituto, Federico Martinón Torres.

Partiendo de la hipótesis de que no todos los individuos tienen la misma predisposición genética a desarrollar la enfermedad, en un artículo publicado en la revista Nature Scientific Reports, los investigadores estudian el comportamiento de este virus «con una importante novedad», explican, que radica en que «es la primera vez que se aborda el análisis de este enfermedad analizando el genoma entero de pacientes, usando novedosas técnicas de secuenciación del genoma humano».

Hasta ahora, señala Antonio Salas, «se usaban mucho más las tecnologías de genotipado, aquellas que se centraban en el screening de localización concreta del genoma». Frente a este enfoque, los investigadores optaron por analizar «la información contenida en las secuencias del genoma».

«Si bien es un estudio computacionalmente más complejo, tiene la ventaja de que es una tecnología que permite leer absolutamente toda la diversidad existente en el ADN de los pacientes, evitando de este modo sesgos en la interpretación de la variabilidad genética existente», matizan.

Además de los pacientes analizados, completando el análisis, «se utilizó una amplia batería de genomas de poblaciones de control», indican. En conjunto, este enfoque «permitió identificar genes que están relacionados con el proceso de infección y con la severidad de la enfermedad», añade Salas Ellacuriaga.

Como genes candidatos, aclara el investigador de la Facultad de Medicina, destacan aquellos relacionados con las mucinas y los receptores del olfato y del gusto. Como él mismo explica, «detectar genes relacionados con las vías naturales de entrada del virus, como son los receptores del olfato y del gusto, fue una sorpresa agradable, pero para nada intuitiva».

«Las mucinas son igualmente importantes ya que estos genes segregan polisacáridos altamente resistentes a la proteólisis y constituyen un componente importantísimo en el proceso de inflamación y de los sistema inmune innato», añade.

Nuevos tratamientos

Los nuevos hallazgos permiten, pensar en «nuevos tratamientos y abordajes para estas patologías», ha afirmado Federico Martinón. A modo de ejemplo señala que «estos genes podrían ser buenas dianas terapéuticas para el desarrollo de fármacos específicos».

«Esto es particularmente importante en estas enfermedades víricas para las que no existen aún tratamientos específicos», concluye el jefe del Servicio de Pediatría del CHUS.

En este sentido, Salas también considera que «los nuevos genes apuntan la nuevas rutas biológicas que habrá que seguir investigando con fines terapéuticos».