Cuatro fotos que Facebook consideró demasiado explícitas

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Daniel Reinhardt | dpa

Imágenes de estatuas clásicas, instantáneas icónicas o retratos sin rastro alguno de perversión. ¿Debería Zuckerberg redefinir lo que considera inapropiado?

29 nov 2017 . Actualizado a las 08:16 h.

«No publicarás contenido que resulte hiriente, intimidatorio, pornográfico, que incite a la violencia o que contenga desnudos o violencia gráfica o injustificada». Lo advierte Facebook en el punto número siete del tercer apartado de sus términos y condiciones, dedicado a la seguridad, donde previamente avisa: hacemos todo lo posible para hacer de este un sitio seguro, «pero no podemos garantizarlo. Necesitamos tu ayuda para que así sea, lo que implica los siguientes compromisos de tu parte». El usuario, impaciente por registrarse, ojea por encima cláusulas, acepta requisitos sin profundizar en la lectura. Marca la casilla, firma. Acepta las normas. El problema llega cuando el criterio de la plataforma es diametralmente opuesto al de sus afiliados. Cuando Facebook considera que un texto o una imagen es inapropiada y el resto de la sociedad no.

El control de Zuckerberg con este tipo de contenidos es riguroso hasta el extremo, tanto que en alguna ocasión se ha visto obligado a rectificar por eliminar imágenes que de ofensivas no tienen nada, instantáneas icónicas, obras de arte o tiernos retratos que, por mostrar demasiada carne, no superaron su estricta criba. El último ejemplo: la fotografía de un parto natural captado por el objetivo de la belga Marijke Thoen.

La fascinante estampa en blanco y negro, que recoge el instante posterior al parto en una bañera ante la asombrada mirada de una niña, hermana del bebé recién nacido, viola, según la compañía, «los estándares de la comunidad sobre la desnudez». «Este es el nacimiento más hermoso que he experimentado en mis casi diez años de carrera como fotógrafa», valoró Thoen en su blog personal. «La foto fue compartida miles de veces, pero no durante mucho tiempo -lamentó a continuación-. A Facebook le pareció que era demasiado explícita».

La instantánea fue censurada y la cuenta de Thoen, bloqueada durante 24 horas. El mismo patrón se repitió en Instagram -también propiedad de Zuckerberg- cuando la belga intentó colgar allí su elegante trabajo. Sin embargo, la repercusión en los medios y el clamor colectivo hicieron cambiar de opinión a Facebook. Hoy la foto puede verse en el perfil de la fotógrafa

La niña del napalm

Quizá la censura más sonada de Facebook en los últimos años haya sido la de la icónica fotografía que Nick Ut tomó en la Guerra de Vietman en el año 1972. La imagen, que plasma a una niña desnuda huyendo de un bombardeo con napalm llevado a cabo por las fuerzas estadounidenses, fue compartida por el escritor noruego Tom Egeland, quien, atónito, fue expulsado temporalmente de la red social. Medios noruegos y también usuarios particulares se solidarizaron con Egeland y publicaron en sus respectivos perfiles la misma instantánea, y hasta la primera ministra noruega, Erna Solberg, reprodujo indignada la mítica fotografía del reportero de guerra junto a un particular reproche -«Facebook comete un error por censurar fotos así. Hablamos de una imagen que ha contribuido a la historia universal, la de una niña aterrorizada que huye de la guerra»- que la plataforma optó por hacer desaparecer.

Solberg no se rindió: «Mientras estaba sentada en un vuelo de Oslo a Trondheim, Facebook borró un comentario en mi página. Lo que hace eliminando fotos de este tipo, independientemente de que tenga buenas intenciones, es reescribir nuestra historia común», sentenció. 

El diario Aftenposten llevó la polémica a su portada. Su redactor jefe, Espen Egil Hansen, lejos de amedrentarse, también le plantó cara a Zuckerberg oponiéndose rotundamente a su política: «Escucha, Mark, esto es serio. Primero hacéis reglas que no distinguen entre pornografía infantil y famosas fotos de guerra, luego las aplicáis sin dejar margen al buen juicio y después censuráis también la crítica y el debate y castigáis a quienes se atreven a criticar».

También esta vez Facebook acabó claudicando, levantando finalmente la censura a la emblemática instantánea. «Una imagen de una niña desnuda normalmente violaría nuestras Normas Comunitarias y en algunos países incluso podría ser calificada de pornografía infantil», explicó la compañía a través de un comunicado en el que reconocía que, en este caso, «debido a su estatus como una icónica imagen de importancia histórica», «el valor de permitir que se comparta supera el valor de proteger a la comunidad eliminándola». «Hemos decidido readmitir la imagen en Facebook, de donde somos conscientes ha sido eliminada», añadía la nota.

Padre e hijo desnudos

En mayo del año pasado, Facebook activó todas sus alarmas cuando Heather Witten subió a la red una foto de su marido con su hijo en brazos. ¿Cuál era el problema? Que el hombre y el niño estaban desnudos. La firma californiana vio perversión en un tierno retrato que, en realidad, inmortalizaba los esfuerzos de un padre para bajar la temperatura de su hijo, enfermo

«Thomas llevaba horas en la ducha con Fox, enfermo de salmonelosis, intentando bajarle la fiebre y evitando que ambos se mancharan de vómito y diarrea. Sentada en el baño con ellos me sobrecogió la escena que tenía ante mí. Ese hombre. Ese marido, compañero y padre, tan paciente, cariñoso y fuerte con nuestro pequeño en su regazo», explicó Witten en la misma red social, poniendo en contexto la imagen. Poco le importó a Facebook y a la oleada de usuarios que, comulgando con el criterio de la compañía, censuraron ofendidos la estampa con un torrente de críticas. 

Genitales clásicos

Otra batalla de esta peculiar guerra la libra Facebook con las imágenes de las esculturas clásicas, la mayoría desnudas, casi todas sin telón cubriendo los genitales que tan nervioso ponen a Zuckerberg. No entienden sus leyes, al parecer, de disciplinas artísticas. Por eso, el pasado enero la tomó con una foto de la estatua de Neptuno, icono de la ciudad de Bolonia, a la que la escritora italiana Elisa Barbari recurrió para ilustrar una de sus publicaciones. Pronto fue alertada por la plataforma: su post incluía contenido explícitamente sexual; en él se mostraba «en un excesivo grado el cuerpo, concentrándose innecesariamente en partes corporales». 

«La utilización de imágenes o vídeos de cuerpos desnudos o escotes no está permitida, incluso aunque el uso sea para razones artísticas o educativas», le recordaron, diligentemente, los responsables del control de fotografías. Pronto Facebook se dio cuenta de su error. «Nuestro equipo procesa millones de imágenes publicitarias cada semana y, algunas veces, prohibimos anuncios incorrectamente -se disculpó la red a través de un comunicado-. Esta imagen no viola nuestra política publicitaria. Pedimos disculpas por el error y le hemos hecho saber al usuario que estamos aprobando su publicación».