¿Qué tiene esta chaqueta para que haya 30.000 personas en lista de espera para comprarla?

M.V.

ACTUALIDAD

Sézane

Un cárdigan básico, de mohair y alpaca, se convierte en la última prenda viral

01 dic 2017 . Actualizado a las 07:00 h.

Se llama Barry y está disponible en cuatro tonos -negro, gris, crudo y nude-. Tiene la manga larga, estructura de chaqueta y botones en forma de perla. En su composición figura un 35 % de mohair, un 35 % de lana de alpaca baby y un 30 % de poliamida. Sin excentricidad alguna -más allá de que puede abrocharse tanto al frente como en la espalda, dándole la vuelta- y muy lejos de las tendencias más flamantes, esta basíquisima y sencillísima prenda se ha convertido sin embargo en el último grito entre las influencers y, por contagio, en objeto de deseo ya de un amplio segmento de la población femenina. Pero hacerse con ella no es nada sencillo: exige el asumible desembolso de 95 euros, pero también altas dosis de paciencia, porque el insípido cárdigan no solo está agotado, sino que cuenta con una lista de espera de 30.000 personas.

Mundo loco este en el que miles de personas hacen cola virtual para adueñarse de una rebeca que ni pertenece a una colección limitada ni puede presumir de exclusiva. Forma parte de la sección de básicos permanentes de Sézane, un conjunto de prendas emblemáticas de la marca francesa que son repuestas de forma periódica y que, a veces, regresan también en otras versiones. En este caso, el modelo ha sido lanzado además en azafrán y frambuesa. ¿Dónde está el secreto pues para despertar tal furor? ¿Cómo lo han conseguido los parisinos?

La marca despliega en su web los siguientes argumentos para convencernos de su magnetismo: «Es imposible aburrirse de Barry, porque ya sea en gris claro, crudo, nude o negro, es perfecto para cualquier ocasión». Pero algo más que la capacidad de adaptación de un básico a toda situación y prenda con la que le toque bailar tiene que haber. Desde las publicaciones especializadas en moda se apunta a la confluencia de tres factores para explicar su viralidad: la calidad de los materiales con los que está elaborada, un precio razonable y su versatilidad (su estructura multiplica sus posibilidades). Pero olvidan el cuarto factor: el empujón de las reinas del Instagram, que todo lo que tocan convierten en oro.